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Amiguitos en tiempos de coronavirus: se conocieron en el hospital y son inseparables

Un brazo delgado, aún con la pulsera alrededor de la muñeca se estiró hacia el vidrio que lo separa de su amigo. Del otro lado lo esperaba un puño pequeño, diminuto, que le devolvió el saludo. Un saludo típico de estos tiempos. Un instante, pura niñez. Un momento en el que todas las preocupaciones previas se diluyeron por un ratito de ternura. La historia de dos amigos, dos nenes que dejaron la diferencia de edad de lado y forjaron un vínculo que recordarán por siempre. Ambos estuvieron internados en el Hospital de Niños de La Plata por tener síntomas de coronavirus y regalaron una de las postales más emotivas en lo que va de la pandemia.

Los protagonistas de esta historia son dos chicos, uno de 10 años y otro que no llega a los dos. Coincidieron en las salas de COVID-19 del Sor María Ludovica por presentar indicios de la enfermedad y ahí se conocieron.

Primero esperaron los hisopados y luego quedaron internados en habitaciones vecinas separados por un vidrio, por lo que estuvieron codo a codo durante su estadía en el centro de salud de 14 y 66. Luján, una de las pediatras que los atendía, fue testigo de cómo surgió ese vínculo.

Ellos llegaron a las salas de COVID-19 del Hospital de Niños, donde se quedan los pacientes que son sospecha de COVID-19, ingresan con síntomas y se quedan hasta que son diagnosticados”, relató y agregó que afortunadamente los nenes dieron negativo, pero debido a los cuadros que presentaban debieron quedarse en observación en el establecimiento.

Uno estaba en la habitación 501 y el otro en la 502. A la médica desde el primer momento le llamó la atención esa amistad y pensaba en los diálogos, en las formas de intercambios que se daban cuando no los veían. Todo mediado por el vidrio.

El más grande que tiene 10 años y llegó con una crisis asmática. Y su compañero de un año y diez meses ingresó al día siguiente por una complicación respiratoria, fueron hisopados y evolucionaron muy bien”, detalló.

Con la recuperación se dio el momento más fuerte para todos los trabajadores y trabajadoras de la salud que lo presenciaron: al darle el alta al mayor de los chicos, el menor se desesperó por saludarlo y terminaron chocando los puños, escena que fue fotografiada y quedó como todo un símbolo de la difícil época que se vive no solo en La Plata, sino en el país y en el mundo.

Establecieron un vínculo y una amistad, los unió la sospecha de COVID-19 y no hubo barrera ni edad que pueda limitar lo que se estableció entre los dos y la alegría que tuvieron al despedirse”, concluyó la pediatra. Una historia, un respiro. Pura niñez. Fuentes: lamovidaplatense.info y 0221.com.ar