Cuando D10S hizo célebre aquella frase "se me escapó la tortuga", nadie imaginó que se quedaría corta ante la inapelable realidad, que siempre logra superar a la ficción, o a la poesía maradoneana que tantos momentos de nuestra historia contemporánea describió con una creatividad única e irrepetible.
Qué lástima que Diego no está para poder verlo, porque estoy seguro que le cambiaría la última palabra a su popular dicho, si leyera esta nota. El hecho sucedió en un gimnasio y dejó boquiabiertos a su muchos usuarios que en esos momentos se mataban por moldear sus físicos rebeldes y grasosos.
Abrazados a la cómoda modernidad de estos tiempos tecnológicos, los encargados del centro aeróbico privado pusieron a barrer el enorme salón a una pequeña máquina aspiradora robótica redonda, petisa y negra, muy parecida a varios de los clientes del lugar, cosa que habría favorecido el intrépido final.
Cuando nadie le prestaba atención, Robotita encaró para la vereda, esquivando cintas de caminar, bicicletas fijas y colchonetas, hasta que silvando bajito y sin mirar para atrás, desapareció del lugar. Se habla de maltratos laborales, acoso y otras atrocidades cometidas en su contra. Sin embargo, a eso deberá probarlo la justicia.
Lo cierto es que los propietarios y empleados del gimnasio buscan a su compañera de trabajo, no por cariño, sino por vagos. Como no les gusta barrer, ofrecen lo que sea por lograr que alguien les devuelva a Robotita. Si embargo, existen versiones que indican que se la habría visto en una gomería cercana, abrazada a un llamativo gato hidráulico. Ampliaremos...