Investigan el paradero de Adriana Torres Ribera, presunta miembro de una banda narcotraficante en Chaco
Adriana Francisca Torres Ribera arribó a la Argentina el pasado 4 de septiembre a las 13:20, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas procedente de México (AR1740), aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Inicialmente, su plan de vuelo indicaba que viajaría desde Aeroparque hacia la ciudad de Santa Fe, pero luego modificó su destino hacia Resistencia, Chaco. Desde su llegada a esta provincia, las fuerzas de seguridad han perdido su rastro, especialmente en la zona sudoeste, entre las localidades de Charata y Gancedo.
El cambio de destino de Torres Ribera plantea serios interrogantes sobre los controles de seguridad en Ezeiza. Aunque se ha negado rotundamente que ingresara al país con un pasaporte falso, fuentes cercanas al caso han reconocido una posible "falla" en los controles de la Aduana. Este hecho ha despertado inquietudes sobre cómo una persona que podría estar vinculada con organizaciones criminales internacionales pudo atravesar sin inconvenientes un aeropuerto de máxima seguridad.
Lo que complica aún más el caso es la decisión de Torres Ribera de cambiar su vuelo a Resistencia. Las fuentes de Buenos Aires confirmaron que la mujer tenía un pasaje original hacia Santa Fe, pero lo modificó para dirigirse a Chaco, donde las autoridades locales y nacionales han perdido su rastro. Este movimiento alimenta la hipótesis de que Torres Ribera forma parte de una organización narcotraficante que opera en la región, utilizando nuevas rutas hacia Europa para el transporte de drogas.
Aunque la información oficial es limitada, fuentes confiables han señalado que Torres Ribera podría estar involucrada en una banda narcotraficante que estaría buscando establecer rutas alternativas para el tráfico de drogas hacia Europa. Sin embargo, se ha descartado hasta el momento que la organización esté realizando operaciones locales en Argentina, Paraguay o Brasil, lo que refuerza la teoría de que se trata de una ruta de paso.
El sur de Chaco, especialmente la zona comprendida entre Charata y Gancedo, ha sido identificado como el último lugar donde se detectó la presencia de Torres Ribera. La ubicación geográfica de esta provincia, a una distancia relativamente corta de otras fronteras internacionales, la convierte en un punto estratégico para las operaciones de organizaciones criminales que buscan trasladarse rápidamente de un país a otro.
Las autoridades temen que, de tratarse de una banda de narcotraficantes con alto poder de influencia, puedan corromper los sistemas locales de control y seguridad, facilitando sus operaciones en la región.