
El triunfo de Javier Milei en CABA el último domingo, paralizó a casi todos los sectores políticos de la Argentina, sin excepción. Nadie emitió siquiera un comunicado anti crueldad, mientras La Libertad Avanza a pasos agigantados y firmes hacia la absoluta precarización de un país en llamas, al grito de “el fuego es pa´l asado que vamos a comer pronto”. Lo que no te dicen es que la carne que irá a esa parrilla es la tuya.
Gobernadores, intendentes, senadores, diputados, concejales y funcionarios de toda índole, desde Salta hasta Tierra del Fuego, guardaron violín en bolsa, metieron la cabeza bajo la tierra con el culo para arriba como el avestruz, sin saber qué hacer con la lacerante tormenta violeta que arrasa despiadada y cipaya, con la dignidad de un pueblo bobo que camina como vacas hacia el mazazo por los corrales del matadero porteño.
Las reacciones fueron mínimas y por eso se destaca demasiado la del histórico dirigente alakista de La Plata, Alberto Delgado, un hombre muy ligado al trabajo territorial desde siempre, con un altísimo compromiso social y cultor del trabajo en los barrios más humildes de la capital bonaerense.
Su relación con las bases peronistas se mantiene inquebrantable a través de los años y este miércoles quedó evidenciado durante un “Encuentro de la militancia peronista platense”, que Delgado organizó en el Sindicato de Prensa de calle 11 entre 39 y 40.
Allí, una gran cantidad de dirigentes barriales compartió sandwiches de bondiola y choripanes, aplaudió a rabiar a su referente y debatió sobre el rol del peronismo en plena ola violeta, luego de cantar la marcha peronista en medio de un clima de emoción y fervor militante.
El “Cabezón”, como lo llaman a Alberto Delgado en los barrios más pobres de La Plata, hizo una encendida defensa de la militancia territorial, como arma para enfrentar los “crueles embates de un mileísmo sangriento, que está destruyendo a la velocidad de la luz, las conquistas sociales que nos legaron Perón y Evita”.
El ex diputado y secretario de Acción Social durante las primeras gestiones de Julio Alak a fines de los años ´90, ponderó fuertemente la actual administración del intendente de La Plata, asegurando que "trabajamos para que la ciudad sea la locomotora de una provincia que crece, a pesar del ahogo económico al que la somete despiadadamente el gobierno nacional”.
“Julio Alak saneó las cuentas municipales en menos de un año y creó las bases para que el brazo solidario del Estado municipal llegue a todos los rincones del distrito, especialmente a los más necesitados, a aquellos a los que el gobierno de Milei ignora cruelmente, a esos compañeros que la están pasando mal. Ahí tenemos que estar nosotros, abrazando a los más humildes, como nos enseñaron Perón, Evita y el Papa Francisco”, sentenció Alberto Delgado en medio de una ovación sostenida.
“Ellos quieren desmovilizarnos para sacarnos de escena y así avanzar más rápido hacia la destrucción del tejido social, para crear un individualismo que les permita dominarnos como manadas de ovejas, afirmando maliciosamente que la justicia social es algo negativo y que la militancia política es la fuente de todos los males”, arengó el actual subsecretario de gobierno platense “ad honorem”.
“Pero al contrario de lo que ellos quieren, los vamos a enfrentar con más vigor que antes, con militancia social, con convicción política, con fervor peronista. El peronismo movilizado en los barrios, es la barrera infranqueable que la derecha facista que nos gobierna quiere destruir”, argumentó el “Cabezón”.
“Por eso, este es el momento más importante de nuestra historia. Somos el peronismo, somos el único movimiento político capaz de frenar este genocidio social al que nos quieren someter como país”, concluyó el hombre que acompaña a Julio Alak desde muy jóvenes, viajando en el micro 508 hasta Abasto, su primer bastión de militancia, con los zapatos destruídos y juntando las monedas para pagarse el boleto.