29/05/2025 - Edición Nº10972

Política

¿Qué pasa si un pibe de 13 años toma alcohol todos los fines de semana?

27/05/2025 08:15 | En la previa parece todo fiesta. Pero, ¿alguna vez te pusiste a pensar qué le pasa al cuerpo y al cerebro cuando alguien tan joven empieza a tomar alcohol seguido?



En la previa parece todo fiesta. Pero, ¿alguna vez te pusiste a pensar qué le pasa al cuerpo y al cerebro cuando alguien tan joven empieza a tomar alcohol seguido? No es una exageración: en la Provincia de Buenos Aires, 7 de cada 10 adolescentes toman alcohol antes de los 15. Y lo más alarmante: el 12% arranca antes de los 12. Sí, a esa edad.

Ese dato, del Observatorio de Adicciones bonaerense, prende todas las alarmas. Porque el problema no es solo el alcohol. Es lo que viene después: la combinación con pastillas, drogas sintéticas y un camino de ida que puede llevar a riesgos de adicción desde edades tempranas.


¿Qué le hace el alcohol a un cerebro que todavía se está armando?


El doctor Carlos Damin, toxicólogo de la UBA y presidente de Fundartox, lo explicó claro: hasta los 21 años el cerebro está en plena construcción. Cuando un adolescente toma alcohol, esas conexiones neuronales que deberían estar afianzándose se empiezan a romper. Se pierde capacidad de concentración, memoria, toma de decisiones. En palabras simples: el bocho no rinde como debería.

Y no solo afecta la cabeza. También el cuerpo: el hígado de un adolescente no puede procesar grandes cantidades de alcohol. Por eso, cuando toman bebidas fuertes como vodka, gin o fernet —que ahora están más de moda que la birra— el riesgo de caer en un coma alcohólico es real.


¿Por qué los pibes toman tanto?


Según Walter Martello, Defensor del Pueblo Adjunto bonaerense, hay varios factores. Uno es la permisividad de las familias. Muchos padres dejan que sus hijos tomen “un poco” en casa, como si fuera algo inocente. Pero ese “poco” abre la puerta a una costumbre que después se vuelve hábito. Y ese hábito, en poco tiempo, se transforma en consumo compulsivo, lo que en inglés llaman binge drinking: tomar mucho en poco tiempo para sentir el “golpe”.

La doctora Geraldine Peronace, psiquiatra especializada en adicciones, fue clara: ese golpe rápido es lo que buscan. Y muchos terminan mezclando alcohol con pastillas para potenciarlo. ¿Resultado? Daño cerebral comparable al de una persona con adicciones crónicas.


¿Se puede evitar?


Sí. Pero hace falta que todos tiren para el mismo lado. Como dice Damin: “Los chicos no hacen lo que les decimos, hacen lo que ven”. Si en casa ven a los adultos tomar alcohol como algo normal, lo van a copiar. Por eso, los padres tienen que empezar por cambiar sus propios hábitos.

También es clave que no haya padres permisivos que arruinan el esfuerzo de otros. “Tenemos que ponernos de acuerdo entre los adultos y decir ‘no’ todos juntos”, remarcó el especialista.

Lo más importante es entender que el consumo de alcohol en edades tempranas no es algo “natural” ni “cultural”. Es una amenaza real a la salud física y mental de miles de adolescentes. Y si no se actúa ya, el problema solo va a crecer.