
¿Alguna vez te preguntaste si la cáscara de huevo que tirás a la basura puede ser un tesoro para tus plantas? Te contamos cómo usarla como fertilizante natural con métodos simples, ideales para quienes quieren sumarse a la jardinería sostenible y cuidar el planeta sin complicarse la vida.
La cáscara de huevo no es solo un residuo más: es una fuente rica en minerales que tus plantas agradecerán. En un contexto donde la jardinería sostenible gana terreno, reutilizar estas cáscaras ayuda a mejorar la calidad del suelo, reduce residuos y potencia el crecimiento de tus flores y verduras.
Fragmentos triturados
Primero, lavá bien las cáscaras y dejalas secar para evitar malos olores. Después, aplastalas hasta que queden en pedacitos chiquitos. Estos fragmentos se pueden esparcir alrededor de las plantas, formando una barrera que además repele plagas como babosas y caracoles. Así, cuidas tu jardín sin usar químicos.
Harina de cáscara
Si querés un método más efectivo, secá las cáscaras y molélas hasta obtener un polvo fino, casi como harina. Con un puñado podés mezclarlo con la tierra o el compost. Aplicá una o dos cucharaditas a la base de tus plantas cada mes más o menos, y regá para que los minerales se absorban mejor.
Infusión líquida
Para un efecto rápido, herví las cáscaras de unos tres huevos en agua por cinco minutos. Una vez frío y colado, usá este líquido para regar plantas que muestren señales de falta de nutrientes, como hojas amarillas o pocas flores. Es una manera fácil y natural de darles un empujón.
La cáscara está formada en un 96% por carbonato cálcico, un mineral clave para fortalecer las paredes celulares de las plantas. Esto ayuda a que crezcan fuertes, florezcan mejor y eviten problemas como la podredumbre apical. Además, aporta otros minerales como magnesio, potasio y fósforo que alimentan las plantas lentamente sin necesidad de químicos.
También sirve para equilibrar el pH del suelo, haciéndolo menos ácido y más amigable para muchas especies. Así, mejora la absorción de nutrientes y fomenta un crecimiento sano y duradero.
La textura áspera de la cáscara triturada es un repelente natural contra babosas y caracoles, que son enemigos comunes en el jardín. Al esparcirla alrededor de las plantas, evitás que estos insectos las dañen y mantenés el ecosistema en equilibrio sin recurrir a pesticidas.