
El 29 de mayo de 1969, la ciudad de Córdoba fue escenario de una masiva insurrección protagonizada por obreros y estudiantes que, unidos, desafiaron al régimen militar de Juan Carlos Onganía. Este levantamiento, conocido como el Cordobazo, no solo evidenció el creciente descontento social, sino que también aceleró la caída de la dictadura autodenominada "Revolución Argentina".
A fines de la década de 1960, Argentina vivía bajo un gobierno de facto que había proscripto partidos políticos y reprimía activamente la protesta social. El descontento se intensificó con medidas económicas impopulares, como la eliminación del "sábado inglés" y ajustes salariales, que afectaron especialmente a los trabajadores industriales. En Córdoba, un bastión del sindicalismo combativo y del activismo estudiantil, la tensión alcanzó su punto máximo en mayo de 1969.
El 29 de mayo, en el marco de un paro activo convocado por sindicatos como SMATA, UTA y Luz y Fuerza, miles de trabajadores salieron a las calles. A ellos se sumaron estudiantes que protestaban por la represión y las muertes ocurridas en manifestaciones anteriores en Corrientes y Rosario. La situación se tornó crítica cuando la policía asesinó al obrero metalúrgico Máximo Mena, lo que desató la furia de los manifestantes.
La respuesta popular fue inmediata: barricadas, piquetes y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad se multiplicaron en el centro de Córdoba. Durante casi 24 horas, los manifestantes controlaron gran parte de la ciudad, obligando al gobierno a desplegar al Ejército para retomar el control. La represión dejó un saldo de al menos cuatro muertos confirmados, cientos de heridos y detenidos, entre ellos los dirigentes Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López.
El Cordobazo tuvo un impacto profundo en la política argentina. Debilitó significativamente al gobierno de Onganía, que perdió apoyo dentro de las Fuerzas Armadas y enfrentó una creciente presión social. Un año después, Onganía fue destituido, y el país inició un proceso que culminaría con el retorno a la democracia en 1973.
Más allá de sus consecuencias inmediatas, el Cordobazo simboliza la capacidad de la sociedad civil para unirse y resistir frente a la opresión. Su recuerdo perdura como un ejemplo de lucha y solidaridad entre distintos sectores sociales en pos de la justicia y la libertad.