
¿Te imaginás tener que pagar multas de hasta 500 dólares porque tu hijo volvió tarde a casa? En Fayetteville, Carolina del Norte, eso ya es una realidad. Desde este mes, rige un nuevo toque de queda para menores de 16 años, y los adultos responsables podrían terminar pagando caro si los chicos no lo cumplen. Pero, ¿qué hay detrás de esta decisión? ¿Funciona realmente o genera más problemas?
El Concejo Municipal de Fayetteville aprobó la ordenanza con una votación muy pareja: 5 a 4. A partir de ahora, los menores de 16 años no pueden estar en espacios públicos entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana. Y si lo hacen, son los padres quienes se arriesgan a recibir multas de hasta 500 dólares.
La medida va a regir por un año, en modo prueba. El intendente Mitch Colvin, que lleva ocho años al frente de la ciudad, dijo que no es una sanción, sino una forma de cuidar a los chicos:
“Nuestra ciudad merece un entorno seguro, y nuestros niños necesitan protección”.
El argumento principal es el aumento de delitos cometidos por adolescentes. Según Colvin, entre 2023 y principios de 2024 hubo un salto importante: de 1.500 a casi 2.000 incidentes en solo 15 meses.
Los delitos más comunes incluyen robos, peleas, y posesión ilegal de armas, con autos Hyundai y Kia entre los más robados.
Aunque en general la criminalidad bajó durante su gestión, el intendente reconoció que los delitos juveniles siguen subiendo y eso encendió las alarmas.
Todavía no está del todo claro. Recién el 9 de junio se va a discutir cómo se va a implementar, y qué organismo será el responsable de controlar y sancionar. Mientras tanto, la ciudad empezará una campaña de información para explicar bien las reglas.
Hay algunas excepciones: si el menor está trabajando, tiene una emergencia, va a una actividad escolar o está con sus padres, puede estar afuera sin problemas.
Organizaciones como Jai6 Youth Foundation salieron a cuestionar la medida. Su directora, Dinesha Neal, dijo que el toque de queda no ataca las causas reales de la violencia juvenil:
“Hay muchos programas que necesitan fondos. Las autoridades tienen que mirar lo que pasa en la comunidad”.
Neal también se mostró preocupada por el efecto que esto puede tener sobre las familias más pobres:
“¿El toque de queda va a terminar criminalizando a nuestros jóvenes?”.
El futuro de esta ordenanza dependerá de los resultados que muestre en el primer año. Por ahora, no se definieron métricas ni formas claras de evaluación. Lo que sí está claro es que Fayetteville se metió de lleno en un debate que no tiene una sola respuesta: ¿cómo se protege a los chicos sin caer en el castigo a las familias?