
¿Sabías que hay una receta que se mantiene viva desde hace más de un siglo en las cocinas de todo el país, y que podés hacerla hoy mismo con lo que tenés en casa? No hace falta ser chef ni tener horno industrial. Solo necesitás ganas, 40 minutos y esta guía clara para preparar bizcochitos de grasa, ícono de las costumbres culinarias argentinas.
Los bizcochitos de grasa nacieron como una opción simple y económica en los hogares rurales, especialmente en la región pampeana. Se usaba la grasa vacuna o de cerdo, que siempre había a mano, y harina, sal, y listo. Pero no es solo eso: tienen algo que no se compra en ningún súper… sabor a infancia, a sobremesa con mate, a campo y a familia.
Hoy siguen siendo favoritos por lo mismo: porque te transportan. Y sí, también porque son ricos, crocantes y fáciles de hacer.
Si querés una receta que no te complique y te saque del apuro cuando pinta algo salado para acompañar el mate, esta es para vos.
Tiempo total: 40 minutos
Rinde: 30 bizcochitos medianos
500 g de harina común
10 g de sal
1 cdita de polvo de hornear
200 g de grasa (puede ser de vaca o cerdo)
150 ml de leche
En un bol, mezclá la harina, sal y polvo de hornear.
Sumá la grasa y mezclá con las manos hasta que parezca arena mojada.
Agregá la leche de a poco, hasta formar una masa.
Amasá un rato, dejá descansar 10 minutos.
Estirá la masa hasta dejarla de 1 cm de grosor.
Cortá en círculos, cuadrados o como quieras.
Llevá a horno precalentado a 180°C por 20 minutos o hasta que estén dorados.
Tip platense: si te gusta más crocante, podés pincharlos con tenedor antes de hornear.
Guardalos en un frasco hermético:
A temperatura ambiente, duran hasta 5 días.
En freezer, podés conservarlos por 3 meses sin drama.
Una porción (1 bizcochito) tiene aproximadamente:
150 calorías
10 g de grasa
13 g de carbohidratos
2 g de proteínas
Ideal para disfrutar de a poco, sin culpa, y con mate.
Los bizcochitos no son solo un clásico de las costumbres culinarias argentinas, son parte de nuestra memoria colectiva. Prepararlos en casa no solo es más rico y económico, también te conecta con lo nuestro.
Y ahora que ya sabés cómo hacerlos… ¿te vas a quedar con las ganas?