
¿Puede tu cuerpo estar diciéndote algo importante sin que te des cuenta? Si caminás más lento que antes, tu cuerpo puede estar enviando señales clave sobre tu salud física y mental. Y lo mejor: podés medirlo vos mismo, sin médicos ni estudios costosos.
Un estudio liderado por la Universidad de Harvard y la Universidad de Duke descubrió que la velocidad al caminar está directamente relacionada con el envejecimiento del cuerpo… y del cerebro. Pero no se trata solo de los adultos mayores. Lo que encontraron es que incluso a los 45 años, caminar despacio puede ser señal de deterioro general.
Caminar rápido no es solo una cuestión de apuro. Es una forma de ver cómo anda todo tu cuerpo: los músculos, los huesos, el corazón, el sistema nervioso… y sí, también tu cabeza. En palabras simples: si te movés lento, tu cuerpo puede estar funcionando más lento de lo que debería.
Según Christina Dieli-Conwright, de la Universidad de Harvard, si bajás el ritmo sin darte cuenta, puede haber algo más atrás: enfermedades crónicas, sedentarismo o pérdida de fuerza.
Por su parte, Line Rasmussen, de la Universidad de Duke, explica que caminar bien requiere que muchos sistemas funcionen coordinados. Si uno empieza a fallar, se nota en la velocidad.
Un seguimiento a más de 1.000 personas desde su nacimiento (el Estudio Dunedin) mostró que, a los 45 años, los que caminaban más lento tenían:
Peores valores de presión y colesterol
Problemas en dientes y sistema inmune
Menor capacidad pulmonar y muscular
Además, quienes caminaban lento también tenían más dificultades para levantarse de una silla o agarrar objetos. Es decir, todo el cuerpo estaba más desgastado.
Fácil. Solo necesitás medir 10 metros, un cronómetro, y caminar a tu ritmo habitual. Luego, dividís la distancia por los segundos que tardaste. Si caminás menos de 1 metro por segundo, podrías estar en riesgo.
Según datos de BBC Future, estas son velocidades promedio:
Mujeres de 40-49 años: 1,39 m/s
Hombres de 40-49 años: 1,43 m/s
Mujeres de 70-79 años: 1,13 m/s
Hombres de 70-79 años: 1,26 m/s
Sí. Y no hace falta hacer maratones. La clave está en caminar más seguido y con un poco más de intensidad. Algunos tips simples:
Estacioná más lejos o bajate una parada antes
Caminá con alguien o con tu mascota
Hacé pausas activas de 5 minutos cada tanto
La Universidad de Harvard recomienda aumentar poco a poco la intensidad cada tres semanas. Lo importante es moverse, no quedarse quieto.