
La respuesta puede estar en algo que no ves, pero que vive adentro tuyo. En esta nota, te contamos por qué aparece el mal aliento, cómo prevenirlo y cuándo es momento de consultar a un médico. El doctor en gastroenterología, Lisandro Pereyra, lo explicó todo en una charla que no dejó dudas.
El mal aliento, también llamado halitosis, no es solo algo incómodo. Puede ser la señal de que algo no anda bien en tu cuerpo. Según Lisandro Pereyra, este olor feo que sale de la boca es, muchas veces, un síntoma que otros notan antes que vos. La buena noticia es que la mayoría de las veces se puede prevenir.
¿La causa más común? Problemas en la boca: caries, encías inflamadas (gingivitis), y restos de comida que se acumulan con los días. “Aunque te cepilles los dientes, si no lo hacés bien, podés tener restos de comida acumulados que alimentan bacterias”, dijo el médico.
“La boca es el segundo lugar del cuerpo con más bacterias. Hay más de mil tipos viviendo ahí”, explicó Pereyra. Y aunque suene feo, son necesarias: ayudan a digerir alimentos y a defendernos. Pero si se descontrolan, producen gases con olor fuerte, como el azufre, que generan el mal aliento.
Un dato clave: si no te limpiás bien los dientes, podés acumular hasta una cucharadita de restos de comida en una semana. Eso es lo que alimenta a esas bacterias que generan el olor.
El ajo y la cebolla son los campeones del mal aliento. Según Pereyra, sus compuestos pasan a la sangre y después los largás por la respiración. Pero también hay aliados: la manzana, la menta y la lechuga tienen enzimas que ayudan a neutralizar el olor. Así que si comés algo fuerte, podés cerrar la comida con uno de estos.
Si te lavás bien los dientes y el mal aliento sigue, la causa puede estar más adentro. Algunas posibilidades que nombró Lisandro Pereyra:
Reflujo gastroesofágico: el ácido sube del estómago y puede dar mal aliento.
Helicobacter pylori: una bacteria que vive en el estómago y puede causar gastritis.
SIBO: cuando bacterias del intestino se descontrolan y liberan gases con olor.
El consejo del doctor fue claro: higiene profunda. Eso significa cepillarse los dientes al menos cuatro veces al día, usar hilo dental y cepillos interdentales. Si aun así el olor no se va, es momento de ver a un profesional. Puede ser que el cuerpo esté avisando que algo necesita atención médica.