28/06/2025 - Edición Nº5229

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La historia real detrás de un japonés perdido en la guerra

27/06/2025 11:00 | ¿Cómo puede alguien seguir peleando una guerra durante 30 años, sin saber que su país se rindió? La historia de Hiroo Onoda no entra en ninguna categoría fácil.



¿Cómo puede alguien seguir peleando una guerra durante 30 años, sin saber que su país se rindió? La historia de Hiroo Onoda no entra en ninguna categoría fácil. No es solo un dato curioso de la Segunda Guerra Mundial. Es el retrato extremo de una lealtad sin límites, de una misión que se volvió vida.

En 1944, Hiroo Onoda fue enviado por el Ejército Imperial Japonés a una isla remota llamada Lubang, en Filipinas. Su tarea era clara: evitar a toda costa el avance de las tropas estadounidenses. Pero cuando estas llegaron, todo cambió. Onoda y tres compañeros huyeron a la selva… y ahí empezó otra guerra, mucho más larga que la real.

Japanese Soldier Hiroo Onoda, Who Lived in Jungle for 29 Years, Dies at 91  | Newsmax.com

Onoda tenía una orden clave: no rendirse nunca. Y la cumplió al pie de la letra. Aunque Japón se rindió en 1945, él no lo supo. Cada vez que alguien intentaba avisarle —con panfletos, mensajes o hasta grabaciones de su familia— pensaba que era una trampa del enemigo.

Vivió escondido en la jungla durante tres décadas. Robaba arroz, cazaba vacas, dormía en chozas de bambú. Con el tiempo, sus compañeros fueron muriendo o entregándose. Él quedó solo. Y siguió resistiendo.

En su cabeza, la guerra no había terminado.

Recién en 1974, un joven aventurero japonés llamado Norio Suzuki lo encontró. Le habló, lo escuchó… y prometió volver con su antiguo comandante. Así fue. Días después, Onoda se presentó, todavía con su espada y su uniforme impecable, para recibir la orden oficial de rendición.

Habían pasado 30 años desde el fin de la guerra. Pero él seguía en combate.

Lo más impactante de esta historia no es el dato frío del tiempo. Es que Onoda no era un fanático sin sentido. Era un soldado de inteligencia, formado para resistir, para confundir al enemigo, para sobrevivir. Su guerra fue interna tanto como externa. Él mismo lo dijo: “Habíamos desarrollado tantas ideas fijas que éramos incapaces de comprender nada que no se ajustara a ellas”.

Después de su regreso, Japón lo recibió como héroe. Pero él no encajaba. Todo había cambiado. Se fue a vivir a Brasil, buscó una vida tranquila en el campo, y recién ahí pudo encontrar algo de paz.

Murió en 2014, a los 91 años. Su historia dio vueltas al mundo, inspiró libros, películas y documentales. Pero más allá de todo eso, nos deja una pregunta abierta:


¿Hasta qué punto puede llegar alguien por obedecer una orden?


Y si te atrapó esta historia, esperá a conocer el siguiente caso de otro soldado japonés que también… nunca se rindió.