

Parece raro, ¿no? Pero un estudio reciente de la Universidad de Monash mostró que cambiar la hora a la que te vas a dormir puede tener un efecto sorprendente en tu rutina de actividad física diaria. ¿Querés saber cómo y por qué? Seguí leyendo.
Un grupo de investigadores de Monash University se propuso entender la relación entre la hora a la que uno se acuesta y cuánto ejercicio hace al día siguiente. Para eso, analizaron datos de casi 20.000 personas durante todo un año, usando dispositivos biométricos en la muñeca que registraban el sueño y la actividad física.
Los resultados, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, mostraron que quienes acuestan temprano —por ejemplo, alrededor de las 21:00— suelen hacer casi 30 minutos más de actividad física moderada o vigorosa que quienes se van a dormir tarde, tipo la 1:00 de la mañana. Incluso comparados con los que se acuestan a las 23:00, los madrugadores ganaban casi 15 minutos extras de movimiento diario.
Según los expertos de la Universidad de Monash, dormir temprano sin reducir las horas totales de sueño mejora la energía y la motivación para moverse al día siguiente. Además, quienes se acuestan más tarde suelen tener peor calidad de sueño y se sienten más cansados, lo que baja las ganas de hacer ejercicio.
Este estudio también mostró que hacer un cambio puntual, como acostarse un poco antes de lo habitual sin sacrificar el sueño, puede aumentar la actividad física del día siguiente. Al contrario, dormir menos o acostarse más tarde reduce ese nivel de movimiento.
La conexión entre el sueño y la actividad física es clave para mantenernos sanos. Según los investigadores, un buen horario de sueño ayuda a evitar el "jetlag social" —esa sensación de estar desfasado por horarios laborales o sociales— que puede provocar cansancio y menos ganas de hacer ejercicio.
Además, el sueño y la actividad física juntos forman la base para prevenir problemas de salud comunes, como enfermedades cardíacas, diabetes y trastornos mentales. Así que no solo es cuestión de dormir bien, sino también de hacerlo a la hora adecuada.
Si te cuesta hacer actividad física o sentís que no tenés energía, probar con acostarte un poco antes puede ser un buen primer paso. No se trata solo de dormir más, sino de dormir mejor y a una hora que te permita levantarte con ganas.
El estudio de la Universidad de Monash es un llamado para pensar que pequeños cambios en la rutina de sueño pueden hacer una gran diferencia en tu salud y bienestar diario.