

Hay una historia poco conocida detrás del hombre que hoy todos llaman Papa León XIV, pero que nació como Robert Francis Prevost, en una casa humilde del sur de Chicago. Y todo arrancó mucho antes de su elección histórica como el primer Papa estadounidense, en mayo de 2025.
La noticia sacudió al mundo: por primera vez, el cónclave eligió a alguien de Estados Unidos para liderar la Iglesia Católica. Pero lo que pocos saben es cómo fue el camino que llevó a Prevost desde un barrio obrero de Chicago hasta lo más alto del Vaticano.
Desde muy pibe, Robert jugaba a dar misa y armaba altares en su casa con lo que tuviera a mano. Su familia era muy religiosa. La vieja, Mildred, cantaba en el coro de la parroquia. El padre, Louis, había pensado en ser cura antes de ser director de escuela. Nada fue al azar: en su casa se respiraba fe.
Su hermano, John Prevost, lo cuenta fácil: “Nunca le dijeron que tenía que ser cura. Lo eligió él solo”.
Estudió en el seminario St. Augustine, donde pocos se recibían. Prevost se destacaba por su inteligencia: fue colíder de su promoción, editó el anuario y hasta aprendió francés de chico. Más tarde, estudió matemáticas y filosofía en la Universidad Villanova. A los 22 años, entró en la orden agustina.
Su formación teológica fue en la Catholic Theological Union de Chicago, un lugar progresista, mixto y multicultural. Ahí se empapó de una mirada amplia y social del rol de la Iglesia.
Cuando parecía que su destino era estudiar en Roma, lo mandaron de misión a Chulucanas, en el norte de Perú. Fue después de las inundaciones de El Niño. Ayudó a reconstruir casas, iglesias y sobre todo, vínculos. Se metió de lleno con la gente. Hasta casi se muere electrocutado arreglando un techo.
Ahí, entre la pobreza y la fe popular, Robert Prevost encontró su verdadera vocación. “Lo que más me marcó fue Perú”, dijo más tarde.
Después volvió a Chicago, pero no por mucho tiempo. En 2002 fue elegido líder mundial de los agustinos. Luego, el Papa Francisco lo mandó como obispo a Chiclayo, otra ciudad peruana, con la misión de calmar las aguas entre sectores conservadores y fieles que pedían una Iglesia más cercana.
Con el tiempo, su nombre empezó a sonar fuerte en Roma. En 2023 lo hicieron Cardenal y un año después, en plena crisis global, fue elegido Papa.
León XIV llega al trono con una mochila pesada: escándalos internos, crisis de fe, guerras y migraciones. Pero su perfil es claro: cercano a la gente, firme en valores, y abierto al diálogo.
¿Será este el giro que necesita la Iglesia? Lo cierto es que, desde el sur de Chicago hasta el Vaticano, Robert Francis Prevost ya hizo historia.