

¿Puede China elegir al sucesor del Dalai Lama? La respuesta que acaba de dar el líder espiritual tibetano trae alivio a muchos, pero también anticipa nuevas tensiones. Antes de cumplir 90 años, el Dalai Lama rompió el silencio sobre un tema que inquieta hace tiempo: ¿quién decidirá su reencarnación?
En un video difundido al inicio de una conferencia en Dharamshala, India —donde vive exiliado desde 1959—, el Dalai Lama aseguró que su institución continuará tras su muerte. Y fue claro al marcar límites: su reencarnación solo podrá ser reconocida por el Gaden Phodrang Trust, la oficina que lo representa en el exilio.
“Nadie más tiene derecho a interferir en este asunto”, dijo en un mensaje que apunta directamente a Beijing.
La interferencia de China en este proceso preocupa desde hace años. El régimen chino ya adelantó que quiere imponer a su propio sucesor, una movida que muchos consideran una estrategia política para reforzar su control sobre el Tíbet.
Pero el líder tibetano fue categórico: la tradición budista tibetana será la única guía en la elección de su reencarnación. Según esa tradición, los grandes maestros como él no mueren: vuelven a nacer para continuar su labor. Su identificación depende de señales espirituales, oráculos y la participación de otros lamas de alto rango.
Por eso, esta semana se lanzó una conferencia clave en Dharamshala, donde se reúnen las máximas figuras del budismo tibetano para debatir el futuro de la institución. Muchos de ellos son Rinpoches, considerados reencarnaciones de maestros pasados, que tendrán un rol fundamental en este proceso.
Una fuente cercana a la organización aseguró que el tema de la sucesión será tratado a fondo durante estos días. Incluso se espera un anuncio más detallado “en dos o tres días”, según dijo Thamthog Rinpoche, abad del monasterio del Dalai Lama. Pero todavía no se conocen los detalles.
El momento no es casual: el Dalai Lama cumplirá 90 años este domingo, y su salud genera preocupación entre sus seguidores. En vísperas del festejo, Dharamshala ya se prepara con una serie de celebraciones, mientras el mundo budista espera definiciones clave.
Esta declaración, breve pero potente, despeja dudas sobre si la institución del Dalai Lama terminará con él. Y deja claro que China no tendrá voz en ese proceso.
Aunque no hay todavía un nombre, el mensaje es contundente: el próximo Dalai Lama será elegido por los tibetanos, no por un gobierno extranjero.
Y mientras millones de budistas en Asia y el exilio siguen atentos, una pregunta queda flotando: ¿cómo reaccionará Beijing ante esta decisión?
Ese capítulo aún no se escribió. Pero las tensiones con China ya están en la superficie, y lo que pase en los próximos días puede marcar el rumbo del budismo tibetano por décadas.