

¿Qué hace que un chino que nunca pisó Argentina se tatúe a Maradona, escuche cuarteto y sueñe con conocer la Bombonera? La respuesta es más sorprendente de lo que imaginás… y empieza con una canción de Rodrigo en un shopping de Cantón.
Cinco días después de llegar a China, el cordobés Santiago Notarfrancesco entró a un local deportivo y quedó helado: sonaba La mano de Dios. Grabó el momento para sus amigos, sin saber que estaba a punto de conocer a alguien que le cambiaría la vida.
Detrás del mostrador estaba Batigol, un vendedor chino fanático de Argentina, que adoptó ese apodo en homenaje a Batistuta. Lo recibió con una sonrisa y una galería de tatuajes argentos: el escudo de la AFA, la silueta de Maradona, la camiseta de Riquelme, la Copa América 2021, y hasta un "Te quiero Argentina" en el omóplato.
No hablaban el mismo idioma, pero eso no importó. Se entendieron con gestos, traductores y mate. Sí, Batigol tenía la infusión lista para recibirlo en su casa, decorada con banderas celestes y blancas, pósters de ídolos y recuerdos futboleros.
Durante seis meses, Santiago y Batigol construyeron una amistad genuina. Compartieron fernet, empanadas, cumpleaños y muchos temas de Muchachos. Pero el momento más increíble llegó cuando un amigo de Santiago logró que Batigol conociera a su ídolo. Viajó seis horas en tren hasta Wuhan y pudo saludar a Batistuta en persona, mostrarle sus tatuajes y pasar el día con él y su equipo.
Como si fuera poco, tiempo después Batigol le devolvió el gesto con una torta con el escudo de Belgrano, que envió a más de 1500 kilómetros para sorprenderlo en su trabajo. También lo acompañó al aeropuerto el día de su regreso, durante horas, con el baúl de su auto repleto de calcos de las Islas Malvinas y símbolos patrios.
Gracias a los videos de Santiago, el chino se volvió viral. De 200 seguidores pasó a más de 30 mil. Publica contenido patriótico, viste camisetas argentinas y hasta escribe en español frases como “Las Malvinas son argentinas” o “Campeones del mundo”.
Su amor por Argentina empezó en el Mundial ‘94. Tenía 7 años y quedó fascinado con Maradona y Batistuta. Desde entonces, todo lo relacionado con el país lo atrapa: la música, el fútbol, la comida. No habla español, no tiene familia argentina, pero aprendió todo por su cuenta. Hoy, turistas y residentes argentinos en Cantón lo buscan para sacarse fotos y compartir un mate.
El sueño pendiente de Batigol es conocer la Bombonera y ver a Boca. Santiago quiere ayudarlo a viajar a Argentina por primera vez. Buscan apoyo institucional o de marcas que se sumen a la movida.