martes 8 de julio de 2025 - Edición Nº5215

Información General | 8 Jul

Clima

Niebla al volante: errores frecuentes y cómo evitarlos para conducir seguro

11:04 |El uso indebido de las balizas, la falta de preparación del vehículo y una actitud imprudente al volante agravan el peligro de manejar con niebla. Conocé las medidas clave para circular con mayor seguridad en condiciones de baja visibilidad.


Con la llegada del invierno, las madrugadas con niebla se convierten en una postal frecuente en gran parte del país. Lejos de ser un fenómeno inofensivo, la niebla representa uno de los mayores desafíos a la hora de conducir, especialmente en rutas abiertas o en horarios donde la luz solar aún no se ha hecho presente. Aunque los sistemas de frenado modernos han reducido notablemente los riesgos asociados a la adherencia en caminos húmedos, la visibilidad reducida continúa siendo una amenaza que exige preparación, atención y responsabilidad.

Uno de los primeros aspectos que el conductor debe atender es la correcta visibilidad desde el interior del vehículo. La condensación en los cristales —producto del contraste entre la temperatura exterior y el calor generado por los ocupantes— puede empañar los vidrios en minutos, generando una película que dificulta la visión. Para evitarlo, se recomienda usar el aire acondicionado en modo caliente apuntado al parabrisas y, después de unos minutos, dirigirlo al resto del habitáculo. Este proceso de apenas cinco minutos permite salir con el campo visual despejado, evitando improvisaciones con trapos o paños que muchas veces dejan marcas contraproducentes.

La iluminación correcta también cumple un rol decisivo. Las luces antiniebla, tanto delanteras como traseras, son las indicadas para estas condiciones. Su objetivo principal no es que el conductor vea mejor, sino que los demás usuarios de la vía puedan detectar su presencia a mayor distancia. En caso de no contar con luces antiniebla delanteras, deben utilizarse las luces bajas. Ni las luces de posición ni las luces diurnas automáticas (DRL) son suficientes, ya que su intensidad no está diseñada para niebla espesa.

Otro punto fundamental es la velocidad. Con niebla, disminuir la velocidad y aumentar la distancia con el vehículo de adelante no es opcional, es una obligación. Aunque el propio vehículo esté en condiciones, es imposible garantizar que el resto lo esté. El tiempo de reacción se reduce y cualquier maniobra inesperada —como la aparición de un animal, un auto detenido o una curva pronunciada— puede desencadenar un siniestro si no hay suficiente margen para frenar.

En este contexto, se vuelve vital desmitificar el uso de las balizas intermitentes. Muchas personas creen, erróneamente, que encenderlas al circular por una zona con niebla es una medida preventiva. Sin embargo, esto está totalmente desaconsejado. Las balizas están diseñadas para advertir que un vehículo está detenido o en emergencia. Usarlas en movimiento puede confundir a otros conductores y aumentar el riesgo de accidentes. Si la niebla se vuelve demasiado densa, lo ideal es abandonar la calzada en forma segura y esperar a que mejore la visibilidad.

Por último, los viajes largos en ruta durante las primeras horas del día deberían evitarse siempre que no sean estrictamente necesarios. Las zonas rurales o poco urbanizadas presentan nieblas más densas y bajas, y la velocidad habitual en rutas amplifica los riesgos. Además, ante cualquier contratiempo, la asistencia puede tardar más en llegar que en un área urbana.

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