

¿Alguna vez pensaste que ya estabas bien, pero volvés a soñar con tu ex? Te levantás, revisás redes, y sin querer terminás mirando su historia. Ya no están juntos, pero algo sigue ahí. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué cuesta tanto dejar ir incluso cuando sabés que la relación no daba para más?
Spoiler: no sos vos. Hay una explicación. Y entenderla puede ayudarte a cerrar el capítulo.
Atravesar una ruptura sentimental no es solo un momento triste. Es el inicio de un proceso emocional largo. Aunque la decisión esté tomada, los lazos no se cortan de golpe. Según estudios citados por GQ, el apego emocional sigue activo durante años.
El psicólogo Gary W. Lewandowski Jr. explica que el vínculo con una expareja no se basa solo en costumbre o contacto físico. Hay confianza, intimidad, rutinas compartidas. Todo eso sigue existiendo en tu cabeza aunque la relación ya no esté.
Un estudio publicado en Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking mostró que quienes siguen en contacto digital con su ex —aunque sea espiando su Instagram— sienten más angustia, tristeza y estancamiento. Cada interacción refuerza ese lazo emocional. Y así, el desapego se complica.
Lewandowski insiste: cortar contacto no es drama, es autocuidado. Ver qué hace tu ex, hablar “de onda”, o buscar excusas para cruzarse, todo eso solo mantiene viva una relación que ya terminó.
Según GQ, la persona que tomó la decisión de separarse suele recuperarse más rápido. ¿Por qué? Porque ya venía procesando la idea antes de decirlo. En cambio, quien recibe la noticia vive el golpe sin red.
Investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign descubrieron que ese apego puede tardar hasta 8 años en desaparecer por completo. Sí, leíste bien. Ocho.
No necesariamente. Muchos arrancan algo nuevo sin haber soltado lo anterior. Una pareja nueva puede dar contención, pero no borra lo que sentías por tu ex. Según Lewandowski, si no hay cierre real, ese pasado vuelve.
Esto no es receta mágica, pero sí guía para que tu proceso sea más sano:
Cortá el contacto: redes, mensajes, encuentros. No es maldad, es cuidado propio.
Buscá apoyo social: amigos, familia, alguien que te escuche sin juzgar.
Hacé cosas que te hagan bien: desde correr hasta aprender algo nuevo.
Cuidá tu salud mental: terapia, tiempo, espacio. Todo suma.
Lo dijo Lewandowski y lo repetimos: seguir pensando en tu ex es parte del duelo. No es un error, es humano.
Aceptar que lleva tiempo, tenerte paciencia y no compararte con otros es clave para seguir adelante. Como señala Psychology Today, cada proceso es único. Y el tuyo también vale.