

¿Sabías que algunas frutas pueden cambiar por completo cómo te sentís después de comer? Si alguna vez tuviste hinchazón, acidez o digestiones pesadas, seguí leyendo: hay frutas que no solo son ricas, sino que además te ayudan a mejorar la digestión, mantener el equilibrio microbiano y hasta reducir molestias estomacales. En esta nota te contamos cuáles son y por qué funcionan.
No es magia, es ciencia. Diversos estudios de la Harvard T.H. Chan School of Public Health, la Universidad Complutense de Madrid y el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases coinciden: hay frutas con componentes naturales que favorecen el proceso digestivo, desde la absorción de nutrientes hasta el tránsito intestinal. Acá van las siete más efectivas, para que sepas qué sumar a tu dieta sin vueltas.
Rica en pectina, una fibra soluble que absorbe agua y ayuda a regular tanto el estreñimiento como la diarrea. Además, su piel tiene fibra insoluble que limpia el intestino como si fuera una escoba. Ideal para consumir con cáscara.
Tiene sorbitol, un azúcar natural con efecto laxante. Según Journal of Medicinal Food, de 6 a 10 ciruelas pasas al día pueden marcar la diferencia si sufrís tránsito lento.
Contiene papaína, una enzima que descompone proteínas y alivia la sensación de pesadez. Es una de las frutas más efectivas para personas con digestiones difíciles.
Gracias a su bromelina, facilita la digestión de proteínas y combate la inflamación digestiva. También ayuda a depurar el cuerpo gracias a su alto contenido en agua y fibra.
Aporta actinidina, que mejora la digestión proteica. Además tiene mucha vitamina C y fibra, lo que lo convierte en un excelente complemento para el desayuno o la cena.
Aunque parezca contradictorio, su ácido cítrico estimula los jugos gástricos, favorece la digestión y ayuda a eliminar toxinas. Consumido con agua, es un gran aliado digestivo.
Su fibra soluble y su alto contenido de agua la hacen ideal para quienes tienen el estómago sensible. Además, es fácil de incorporar a cualquier comida o colación.
Masticar bien, comer sin apuro y mantener horarios regulares son claves para una buena digestión. También lo es tomar agua durante el día y elegir preparaciones simples. ¿Un tip extra? Agregá frutas frescas a tu dieta, evitá ultraprocesados y no abuses de los laxantes.
Por otro lado, comer apurado, con el celular en la mano o a última hora de la noche puede jugarte en contra. Lo mismo pasa con las frituras, el alcohol y los refrescos.