

Quizás no sea el estrés, ni el celular, ni la almohada. Un estudio reciente reveló una causa que muchos pasan por alto y que podría transformar tu descanso en solo 10 minutos por día. Acá te contamos qué descubrieron y cómo aplicarlo hoy mismo.
Dormir mejor no siempre depende de pastillas, meditación o rutinas nocturnas. Un equipo de la Universidad de Texas en Austin encontró que la frecuencia con la que hacés ejercicio es clave para lograr un descanso profundo y reparador. Y no, no necesitás pasarte horas en el gimnasio: con apenas 10 minutos diarios alcanza.
El estudio, publicado en Journal of Physical Activity and Health, se enfocó en estudiantes universitarios. ¿El hallazgo principal? Aquellos que se movían todos los días –aunque fuera poco– tenían un sueño de mejor calidad, más profundo y con efectos positivos al día siguiente: mejor humor, más energía y menos estrés.
“Queríamos ver si era mejor repartir la actividad física durante la semana o concentrarla solo los fines de semana, como hacen muchos”, explicó Benjamin Baird, investigador del Departamento de Psicología. “Y sí: la frecuencia marcó la diferencia”, concluyó.
Pero, ¿por qué pasa esto? Según la Organización Panamericana de la Salud, el ejercicio regular no solo previene enfermedades como la hipertensión, la diabetes o la depresión. También mejora el equilibrio energético y fortalece funciones físicas clave. Dormir mejor, entonces, se vuelve parte de un combo integral que cuida el cuerpo y la mente.
La intensidad recomendada es moderada. ¿Qué significa eso? Una caminata que te haga respirar más rápido, pero sin dejar de hablar. Es decir, algo así como un 6 en una escala del 1 al 10 de esfuerzo. Si podés hacer eso todos los días, tu cuerpo lo va a notar en la almohada.
Incluso actividades más livianas, como caminar o estar de pie durante el día, mostraron beneficios. El movimiento constante ayudó a que los participantes entraran en una fase de sueño no REM más profunda. Esa es la etapa que más recupera el cuerpo, organiza recuerdos y limpia el cerebro de toxinas, explicaron los autores.
Para Chris Corral, codirector del estudio, “no hace falta correr maratones”. La clave está en la constancia. “Hacer algo cada día es mejor que hacer todo el sábado”, dijo.
Aunque el estudio se enfocó en jóvenes, el equipo ya trabaja para ver si este patrón se repite en adultos. Si se confirma, las recomendaciones de salud pública podrían cambiar. Hoy se habla de sumar 150 minutos semanales, pero no se menciona la frecuencia como un factor decisivo. Este hallazgo podría actualizar las guías oficiales.