

La justicia platense, a través del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, sospecha e investiga el proceso de cierre de la estación de servicios que operó en el lugar donde hasta ahora tenía su depósito de electrodomésticos la empresa Aloise Hogar.
Se cree que los enormes tanques subterráneos de combustibles podrían contener gases acumulados desde 2013, cuando cerró la expendedora de combustibles, y con el calor extraordinario de las llamas que destruyen el edificio, podrían vulnerarse las paredes metálicas de esos depósitos.
De llegarse a esa situación, podrían entrar en contacto el fuego de la superficie con los gases acumulados allí debajo, con una enorme presión. En ese caso, podrían producirse explosiones devastadoras, con consecuencias imprevisibles, pero que afectarían a una zona importante alrededor de 3 y 48.
El fuego parece contenido, y los bomberos de La Plata, Berisso y Ensenada mantienen guardias a la espera que terminen de consumirse los lavarropas, TV y heladeras depositados en el viejo edificio siniestrado.
Sin embargo, siguen cayendo paredes abriendo paso al oxigeno que alimenta nuevas llamas, que a su vez generan más presión a esa capa cada minuto más endeble que separa al incendio voraz de la superficie, de los volátiles y peligrosos tanques que yacen olvidados bajo tierra.