

Durante años nos hicieron creer que la naranja era la reina de la vitamina C, pero la verdad es que hay alimentos mucho mejores y más fáciles de incorporar al plato diario. ¿Te imaginás cuáles son? Seguí leyendo, porque en este artículo te vamos a contar qué verduras la superan y por qué conviene cambiar el chip cuanto antes.
La vitamina C no solo ayuda al sistema inmune. Según la evidencia que recopila el medio estadounidense Real Simple, cumple un montón de funciones clave:
Protege las células del cuerpo actuando como antioxidante.
Ayuda a producir colágeno, que es vital para la piel, los huesos y los vasos sanguíneos.
Mejora la absorción del hierro vegetal (el que viene de legumbres y verduras).
Participa en la producción de dopamina y serotonina, que influyen en el estado de ánimo y la concentración.
Y eso no es todo. La evidencia científica actual también la relaciona con beneficios para la salud del corazón, la presión arterial y hasta la memoria. Así que sí, no se trata solo de prevenir resfríos.
Una naranja chica tiene más o menos 50 mg de vitamina C. Suena bien, pero en realidad no alcanza ni al 70% de lo que necesita una persona por día. El problema es que muchos siguen creyendo que comiendo una naranja por día ya están cubiertos… y no.
Por suerte, hay verduras que la duplican o triplican.
En base a un informe publicado por Real Simple con datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA), estos son algunos ejemplos que sorprenden:
Pimiento rojo crudo: una taza tiene 118 mg de vitamina C. Además suma vitamina A, que es buenísima para la vista y la piel.
Brócoli cocido: una taza aporta 102 mg. También te da fibra, vitamina K y folato.
Repollo crudo: 100 gramos concentran 93 mg. Y de yapa, tiene magnesio y antioxidantes.
No hace falta cambiar todo de golpe. Acá van algunas ideas simples para sumar estos alimentos sin renegar:
Cortá el morroncito en tiras y comelo como snack o usalo para rellenar con arroz.
Salteá el brócoli con ajo y aceite de oliva. Si le ponés limón, mejor.
Hacé chips de repollo al horno o metelo crudo en la ensalada.
También podés combinarlos con lentejas, arroz integral o semillas, para que el cuerpo aproveche mejor el hierro y otros nutrientes.
La próxima vez que pienses en vitamina C, acordate que la naranja ya no es la única estrella del show. Hay un montón de verduras que la superan y encima aportan mucho más. Cambiar esa idea te puede ayudar a comer mejor, sentirte con más energía y cuidar tu salud a largo plazo.
Y ahora que lo sabés… ¿qué vas a elegir poner en tu plato?