

Cuando tu perro te lame, ¿pensás que lo hace porque te quiere? Es una imagen tierna, sí, pero puede que estés entendiendo todo al revés. Según la educadora canina Alba Fernández, ese gesto tan común no siempre significa cariño. Y lo que revela podría sorprenderte.
La mayoría de las personas interpreta que su perro lame por amor. Pero la verdad, según explica Alba Fernández, es que muchas veces ese lamido es una forma de decir: “Me siento incómodo”. Sí, aunque cueste creerlo, lamer no siempre es una muestra de afecto, sino un intento de calmar una situación tensa.
En un video que se volvió viral, Fernández deja algo bien claro: chupar piel puede ser una señal de nerviosismo, incomodidad o incertidumbre. Y lo más peligroso es que, si no leemos bien esas señales, podemos meter al animal en situaciones que lo estresan sin darnos cuenta.
Probá esto: poné la mano frente a tu perro. ¿Te la lame? No te apures a pensar que te está mimando. Lo más probable, según la especialista, es que te esté diciendo: “Esa mano me preocupa. No sé qué vas a hacer con ella”.
Esto es clave para entender el lenguaje canino. Si tu perro lame cuando hay niños cerca, puede estar pidiendo espacio. Tal vez no quiera jugar. Tal vez solo quiera que pares.
Además de lamer, hay otros gestos que los perros usan para expresar lo que sienten:
Bostezar en momentos de tensión: no es sueño, es estrés.
Lamerse el hocico o girar la cabeza: intentan evitar el contacto.
Agacharse con las orejas hacia atrás: miedo o inseguridad, no juego.
Rascarse o sacudirse sin motivo aparente: frustración acumulada.
Todos estos comportamientos son parte del lenguaje corporal del perro. Y si no los entendemos, es fácil generar situaciones incómodas para ellos.
“Muchos problemas de conducta se deben a que no respetamos lo que el perro intenta comunicar”, dice Alba Fernández. Por eso, aprender a leer sus gestos es clave para tener una convivencia sana.
No se trata de dejar de acariciar o de jugar, sino de hacerlo desde el respeto. Si tu perro te chupa la piel, no lo ignores, pero tampoco lo romantices. Observá el contexto, su lenguaje corporal, y preguntate: ¿Está cómodo? ¿O me está pidiendo otra cosa?
Tu perro no necesita que le digas que lo amás. Necesita que lo entiendas. Que aprendas su idioma. Que no lo pongas en situaciones que lo incomoden solo porque creés que “así demuestran cariño”.
Porque al final, amar también es respetar. Y si sabés leer lo que te está diciendo sin palabras, vas a poder cuidarlo mucho mejor.