

A casi cuatro meses del inicio de la investigación, la Justicia de La Plata logró un avance crucial al detener a O.P., principal acusado de una estafa millonaria bajo un esquema Ponzi. Según los expedientes judiciales, el detenido simulaba dirigir una financiera con décadas de actividad en la ciudad, prometiendo falsas inversiones con altos intereses mensuales que jamás llegaron a concretarse.
El método utilizado es típico de los esquemas Ponzi: el dinero de los nuevos inversores se usa para pagar a los anteriores, sin que exista ninguna inversión real detrás. O.P. ofrecía rendimientos superiores a los bancarios con la supuesta colocación en plazos fijos, pero no contaba con autorización del Banco Central ni respaldo financiero legítimo.
Todo se desmoronó cuando dejó de pagar los intereses prometidos y no devolvió el capital inicial, lo que provocó una ola de denuncias por parte de los afectados. Hasta el momento, más de 30 personas se presentaron en la Justicia, aunque se estima que la cifra podría aumentar.
Las víctimas relataron que recibieron entre una y tres cuotas mensuales antes de que el financista desapareciera. En abril, los denunciantes se reunieron con la fiscal del caso y aportaron pruebas clave, incluyendo mensajes de WhatsApp y un video donde se ve al acusado trasladando una caja fuerte con una empresa de mudanzas, justo antes de su desaparición.
También están siendo investigadas L.V. (madre del acusado) y otra mujer identificada como K.L., ambas relacionadas con la financiera. Estas complicidades podrían ampliar la imputación por asociación ilícita.
Los esquemas Ponzi, por su estructura fraudulenta, tarde o temprano colapsan. Mientras entran nuevos fondos, los pagos se sostienen; cuando se corta la cadena, todo se derrumba, dejando a decenas o cientos de víctimas en ruina financiera.
Este caso en La Plata es otro ejemplo de cómo la falta de control financiero y la desesperación económica pueden combinarse para que personas inescrupulosas engañen a ciudadanos con promesas de crecimiento rápido, solo para luego desaparecer con sus ahorros.