

¿Desayuno dulce o salado? Seguro más de una vez te hiciste esta pregunta mientras preparabas el mate. Y aunque la respuesta parezca simple, la clave no está en el gusto, sino en qué le estás dando a tu cuerpo para arrancar el día. En esta nota te contamos lo que dicen los expertos y la Organización Mundial de la Salud sobre cuál opción es más saludable, para que tomes la mejor decisión según tu estilo de vida.
Según la Organización Mundial de la Salud, no desayunar está vinculado a más riesgo de tener sobrepeso, colesterol alto, descontrol en el azúcar en sangre y malos hábitos alimenticios en general. Un desayuno bien armado arranca el metabolismo, repone energía después del ayuno nocturno y evita el picoteo más tarde. Pero... ¿qué conviene comer?
La nutricionista Julieta Pomerantz explica que no hay una única respuesta correcta. "Dulce o salado puede ser saludable o no, todo depende de los ingredientes", dijo en charla con Infobae. Por ejemplo:
Si vas por lo dulce, elegí frutas, yogur natural, avena, frutos secos, semillas o un poco de miel.
Si preferís lo salado, sumá huevos, palta, panes integrales, vegetales, quesos magros o tofu.
La clave está en evitar los ultraprocesados: facturas, galletitas, cereales con azúcar o jugos industriales.
El nutricionista Antonio Escribano remarca que los desayunos salados suelen saciar más porque aportan proteínas y grasas buenas. Eso ayuda a mantener estables los niveles de glucosa y evita los bajones de energía. Pero también aclara que el desayuno se puede dividir: no hace falta comer todo apenas te levantás. Podés tomar algo liviano y completar más tarde.
Una investigación publicada en la revista Obesity comparó durante tres semanas desayunos con las mismas calorías, pero distintos niveles de azúcar. ¿El resultado? No hubo cambios en el peso, el apetito ni la energía. Sin embargo, los que arrancaban el día con más azúcar total, terminaron consumiendo más azúcar a lo largo del día. O sea: un desayuno dulce no es malo, pero puede empujarte a comer más azúcar sin darte cuenta.
No todos necesitamos lo mismo. Si entrenás temprano, podés optar por algo más dulce para cargar energía rápido. Si tu mañana es intensa o estresante, lo salado con proteína te va a rendir mejor. Lo importante es que el desayuno se adapte a tus gustos, necesidades y ritmo de vida.
Según las guías de Harvard T.H. Chan School of Public Health, hay que evitar los cereales refinados, las grasas trans y las bebidas azucaradas. Y sumar variedad: lácteos, frutas y cereales integrales. Si combinás al menos tres grupos, tenés un desayuno completo.
Tostadas de pan de centeno con palta y salmón
Huevos revueltos con tiras de pollo y frutas
Yogur natural con avena y nueces
Más que elegir entre desayuno dulce o salado, lo que importa es que tenga calidad nutricional, te aporte energía real y no venga cargado de azúcar ni ultraprocesados. Elegí lo que mejor te haga sentir… y arrancá el día con todo.