

Un hongo que se cobró la vida de 10 científicos tras entrar a la tumba de Tutankamón podría cambiar la historia de la medicina. Suena a guion de película, pero es real: el letal Aspergillus flavus, famoso por alimentar la leyenda de la maldición de las momias, hoy abre una puerta esperanzadora en la batalla contra la leucemia.
La conexión entre el hongo letal y el cáncer no es un invento ni una casualidad. Un equipo de investigadores publicó en Nature Chemical Biology que ciertos compuestos extraídos de este hongo atacan células cancerosas con una precisión impactante.
Todo empezó en 1922, cuando se abrió la tumba de Tutankamón. Al poco tiempo, varios miembros del equipo murieron en circunstancias raras. Décadas después, pasó algo similar: 10 científicos murieron tras entrar a otra tumba antigua, la de Casimir IV en Polonia. ¿Una maldición? No. El culpable era el Aspergillus flavus, que libera esporas capaces de provocar infecciones pulmonares graves.
Este no es el primer caso donde algo mortal termina siendo medicina. Pasó con la penicilina, que viene del moho Penicillium. Lo nuevo ahora son los llamados asperigimycins, unos compuestos que produce el A. flavus. Son “mini proteínas” que los científicos lograron purificar y modificar para atacar células de leucemia sin afectar tejidos sanos.
Según explicó la doctora Sherry Gao, los asperigimycins interfieren con el proceso que permite a las células dividirse. En pocas palabras, bloquean la reproducción de las células cancerosas. Y lo hacen de una forma tan efectiva que compiten con medicamentos aprobados por la FDA como la citarabina.
El camino recién empieza. El doctor José Larios aclara que, aunque el hallazgo es prometedor, faltan años de pruebas y ensayos clínicos. También está el problema de cómo producir estos compuestos en grandes cantidades sin que cueste una fortuna.
Incluso Larry Norton, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, se entusiasma pero avisa: hacer esto viable para miles de pacientes es un desafío. Fabricar medicamentos a base de hongos no es simple.
La leucemia, como muchos tipos de cáncer, tiende a generar resistencia a los tratamientos. Por eso, cada nuevo enfoque importa. Este descubrimiento ofrece una alternativa que puede sumar en esa pelea que tantos están dando.
Y pensar que todo comenzó con un hongo en una tumba milenaria.