

Si pensás que comer fruta antes o después del almuerzo o la cena puede hacerte mal o engordar, no sos la única persona con esa duda. Este mito es muy común, y puede llevarte a evitar un hábito que, en realidad, es fundamental para una buena alimentación. Entonces, ¿cuándo conviene comer fruta? ¿En qué momento del día hace mejor?
En esta nota corta pero clave, te sacamos la duda con información clara, directa y sin vueltas.
No. Para la mayoría de las personas sanas, da lo mismo si comés fruta antes o después del almuerzo, de la cena o en cualquier otro momento del día. Así lo explicó Silvina Tasat, nutricionista y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición:
“Se puede comer en desayuno, almuerzo, merienda o cena, o como colación. No hay un mejor momento del día.”
Lo importante no es el horario, sino incluir fruta todos los días, en variedad y cantidad adecuadas.
En ese caso, hay que prestar atención. La recomendación es no comer fruta sola, especialmente las que tienen mucha agua como sandía o melón. ¿Por qué? Porque el azúcar de la fruta (fructosa) entra rápido al cuerpo y puede subir la glucosa en sangre.
Según Tasat, lo ideal es:
Comerla junto con otros alimentos (que tengan proteínas o grasas)
No superar las tres frutas por día
Preferir frutas enteras y con cáscara, para aprovechar mejor la fibra
No. Comer fruta junto con la comida no afecta la digestión. El cuerpo está preparado para procesar carbohidratos, proteínas y grasas juntos sin drama.
De hecho, comer fruta después de comer puede ayudarte a:
Sentirte más saciado
No caer después en el “antojo” de algo dulce como golosinas o snacks
Por eso, muchos eligen la fruta como postre natural.
Entera, no en jugo
Con cáscara, si se puede
De estación y variada (cítricos en invierno, frutas con agua en verano)
Tres por día, o unos 450 g en total
Esto no lo decimos nosotros: lo dicen las guías alimentarias y también expertos como The Nutrition Source de Harvard y la Cleveland Clinic. Comer fruta ayuda a bajar la presión, cuidar el corazón y prevenir enfermedades.
No importa si comés la fruta antes o después del almuerzo o la cena. Lo que importa es que la comas todos los días, entera, con cáscara y en variedad. Si tenés alguna condición como diabetes, ahí sí hay que ajustar el momento y la cantidad, pero nunca dejarla de lado.
La fruta es una aliada, no un problema.