

La Real Academia Española (RAE) ha sumado recientemente a su diccionario el término “pelotudo”, una palabra ampliamente usada en Argentina y con fuerte presencia en el habla cotidiana del país. Esta decisión no solo sorprendió a muchos usuarios del idioma, sino que también refuerza el vínculo entre la lengua oficial y las expresiones populares nacidas en contextos locales.
Según la definición incorporada por la RAE, “pelotudo” se utiliza en Argentina y Chile para referirse a una persona que “tiene pocas luces o que obra como si las tuviera”, una forma eufemística de describir a alguien considerado torpe, ingenuo o directamente estúpido. No obstante, el término también tiene otros matices: en países como Uruguay, puede referirse a un joven, adolescente o alguien que actúa de forma irresponsable.
Más allá de su evidente carga negativa, “pelotudo” posee una versatilidad particular en el español rioplatense. En el contexto adecuado y entre personas de confianza, puede ser utilizado de manera casi afectuosa o irónica, sin intención de ofensa grave. Este fenómeno no es extraño en el lenguaje coloquial argentino, donde los insultos suelen estar cargados de matices, códigos y complicidades propias.
La inclusión de esta palabra se suma a otros argentinismos que la RAE ha reconocido en ediciones anteriores, como “pibe” (niño o joven), “bondi” (autobús) y “laburar” (trabajar). Cada uno de estos términos refleja aspectos centrales de la identidad cultural argentina y su particular manera de apropiarse del idioma español.
Este tipo de incorporaciones demuestra que la lengua no es estática, sino que evoluciona junto con sus hablantes. Al aceptar “pelotudo” como parte del español normativo, la RAE reconoce no solo la existencia de la palabra, sino también su valor expresivo, su frecuencia de uso y el peso cultural que tiene en distintas regiones del mundo hispanohablante.