

Con el inicio de agosto, los bolsillos de los argentinos vuelven a sentir el impacto de una serie de aumentos en servicios esenciales, muchos de ellos inevitables para la vida diaria. Desde alquileres y transporte hasta salud y conectividad, el mes trae ajustes que, aunque en algunos casos menores respecto a meses anteriores, siguen acumulando presión sobre el presupuesto de los hogares.
Uno de los incrementos más significativos lo sufren los inquilinos con contratos regidos por la antigua Ley de Alquileres. Según el Índice de Contratos de Locación (ICL) del BCRA, los alquileres suben un 55,67% interanual. Esta cifra, aunque menor al 66,1% registrado en julio, representa un aumento considerable que dificulta aún más el acceso y la permanencia en una vivienda alquilada.
En paralelo, el transporte público en el AMBA también se encarece: los boletos de colectivos aumentaron un 3,6% desde el 1° de agosto. Viajar dentro de la ciudad y sus alrededores vuelve a ser más costoso, con impacto directo en trabajadores, estudiantes y jubilados.
El sector salud tampoco escapa al ajuste. Las prepagas aumentan hasta un 1,6%, tanto en las cuotas mensuales como en los copagos. Este incremento, atribuido por las empresas al alza de costos, se alinea con la inflación de junio y se suma a una cadena mensual de subas que no da tregua.
En cuanto a servicios de telecomunicaciones, se prevé una suba de hasta 3% en cable, internet y telefonía. Si bien el impacto variará según el plan y la empresa prestadora, la mayoría de los usuarios notará el ajuste durante los primeros días del mes.
Por otro lado, aunque no hay confirmaciones oficiales, se espera que los combustibles y las tarifas de luz y gas también sufran aumentos este mes. Las proyecciones los ubican en torno al 1,6%, en línea con el IPC de junio. YPF, por ejemplo, ya había implementado subas consecutivas en julio y un sistema de precios diferenciados por horario.
Además, la Revisión Quinquenal Tarifaria (RQT), vigente desde junio, permite ajustes mensuales durante 30 meses, por lo que las tarifas de servicios públicos podrían actualizarse en cualquier momento, aún sin anuncios previos.
En conjunto, estos aumentos reflejan una dinámica inflacionaria persistente que sigue afectando el poder adquisitivo de los argentinos. Mientras los ingresos siguen sin actualizarse al mismo ritmo, cada nuevo mes implica un desafío económico mayor para millones de familias