

¿Sabías que una bacteria en tu intestino puede estar afectando tu azúcar en sangre y el hígado sin que te des cuenta? Un equipo de científicos en Canadá descubrió algo que puede cambiar la forma de tratar la diabetes tipo 2 y el hígado graso. Pero, ¿qué es ese misterioso metabolito intestinal que encontraron y por qué es tan importante?
Vamos por partes, porque entender esto puede ser clave para millones de personas.
El metabolito intestinal en cuestión se llama D-lactato. Es una molécula producida por bacterias en nuestro intestino, diferente al conocido lactato que generan nuestros músculos cuando hacemos ejercicio. Lo que encontraron los investigadores liderados por Jonathan D. Schertzer y su equipo en varias universidades canadienses es que el D-lactato está mucho más alto en personas y ratones obesos.
¿Y qué pasa con ese metabolito? Resulta que puede meterse en la sangre y hacer que el hígado produzca más azúcar y grasa de la que debería. Esto empeora la diabetes y el hígado graso, dos enfermedades que cada vez afectan a más gente en el mundo.
Los científicos diseñaron un “atrapa-metabolitos”: un polímero especial que se come el D-lactato en el intestino para que no pase a la sangre. Cuando le dieron este tratamiento a ratones obesos, mejoraron sus niveles de azúcar y también tuvieron menos inflamación en el hígado.
Esto es algo nuevo porque, hasta ahora, la mayoría de las terapias se enfocaban en cómo actúan las hormonas o en el hígado directamente. Pero acá la idea es interceptar un mensaje peligroso que viene de las bacterias intestinales antes de que cause daño.
Porque la diabetes tipo 2 y el hígado graso son problemas de salud pública que no paran de crecer. Muchas veces estas enfermedades están relacionadas con la obesidad y alteraciones en la flora intestinal, el conjunto de bacterias que viven en nuestro cuerpo.
El estudio de Canadá suma una nueva pieza al rompecabezas: no solo importan las células humanas, sino también qué bacterias tenemos y qué metabolitos producen. Modificar o bloquear esos metabolitos podría ser una nueva forma de tratar estas enfermedades sin medicamentos convencionales.
Aunque el resultado en ratones es muy alentador, todavía no se probó en humanos. Los científicos reconocen que hacen falta más estudios para saber si este polímero puede usarse como tratamiento real, seguro y efectivo. Además, aún no se entiende completamente cómo el D-lactato afecta al metabolismo humano.
Sin embargo, la idea de tratar la diabetes y el hígado graso desde el intestino, manipulando los metabolitos bacterianos, abre un camino prometedor que puede revolucionar la forma en que vemos estas enfermedades.
Así que si tenés diabetes o conocés a alguien con problemas de hígado graso, esta investigación que viene de Canadá puede ser una esperanza a futuro. Y esto recién comienza: seguir de cerca cómo avanzan estos estudios puede cambiar la forma en que cuidamos nuestra salud.
¿Te gustaría saber más sobre cómo tu intestino influye en tu cuerpo y qué nuevas terapias están en camino? Quedate atento porque en los próximos meses seguro habrá novedades que pueden cambiar la historia de la diabetes y el hígado graso.