

El pasado viernes por la noche, la tranquilidad del country Grand Bell, en La Plata, se vio quebrada por un episodio que dejó en evidencia la fragilidad de la seguridad incluso en los barrios más exclusivos. En medio de las vacaciones de invierno, un grupo de adolescentes que se encontraba reunido fue sorprendido por un vecino que, según testigos, circulaba a gran velocidad en una camioneta Volkswagen Amarok, superando ampliamente el límite permitido de 20 km/h dentro del predio.
El joven de 27 años, acompañado por una mujer, se dirigió directamente hacia los adolescentes, presuntamente molestos por el uso de pirotecnia. Una vez frente a ellos, agarró del cuello a un chico de 14 años y lo amenazó de muerte, lo que generó una ola de pánico entre los presentes. Como si eso no bastara, disparó dos veces al aire, según el relato de varios vecinos.
Pese a la gravedad del hecho, la reacción institucional fue ambigua. Tres patrulleros llegaron al lugar, pero lejos de detener al agresor, demoraron al grupo de adolescentes mientras solicitaban documentación al tirador. Desde la administración del barrio cerrado, la actitud fue de negación, generando aún más malestar en los residentes.
El hecho tomó un giro judicial este martes, cuando personal de la comisaría Decimocuarta de Melchor Romero llevó a cabo un allanamiento en la vivienda del agresor. El resultado fue el secuestro de una pistola semiautomática y 166 municiones. La causa, caratulada como amenazas agravadas, quedó en manos de la UFI N° 7, a cargo de la fiscal Virginia Bravo. A pesar de ello, el joven no fue detenido.
El denunciante fue el padre del menor, de 52 años, quien expresó su preocupación por la integridad de su hijo y de la familia, un sentimiento que se replica entre muchos de los más de 600 vecinos del country, que ahora temen posibles represalias y cuestionan la falta de respuestas claras de las autoridades del barrio