

Un nuevo estudio abrió una puerta de esperanza que no sabías que existía. Y si te interesa prevenir problemas como la demencia, lo que comés todos los días podría tener mucho más peso del que imaginabas.
La Universidad Yonsei, en Corea del Sur, analizó los hábitos alimentarios de más de 130 mil personas entre 40 y 69 años. ¿El resultado? Quienes seguían una dieta saludable tenían un riesgo mucho menor de desarrollar Alzheimer u otro tipo de deterioro cognitivo. Y no es solo una sensación: hablamos de una reducción del 21% al 28% en la probabilidad de padecer demencia.
El estudio comparó cuatro tipos de alimentación:
Dieta mediterránea
Dieta MIND (una mezcla entre mediterránea y DASH)
Índice de alimentación saludable alternativa (AHEI)
Puntuación de alimentos recomendados (RFS)
La que mejor resultado dio fue la RFS, aunque las otras también mostraron beneficios claros. ¿Qué tienen en común todas estas dietas?
Cereales integrales, verduras, frutas, legumbres, frutos secos, pescado y carne blanca. Todo fresco, poco procesado, sin frituras ni grasas saturadas. Nada de golosinas, productos de panadería industrial ni fiambres.
Los investigadores también analizaron dietas con alta carga inflamatoria, usando una escala llamada EDII. ¿Qué encontraron?
Que las personas que más inflamación generaban con lo que comían tenían un 30% más de riesgo de desarrollar demencia.
Esto es clave, porque muchas veces pensamos que el deterioro cognitivo es solo cosa de genética o de la edad. Pero no: lo que comemos todos los días puede encender o apagar esa chispa que activa enfermedades como el Alzheimer.
Los efectos protectores de una buena alimentación fueron más fuertes en mujeres y adultos mayores, según el estudio. También hubo diferencias entre personas con y sin obesidad, lo que demuestra que el impacto varía según el cuerpo de cada uno.
Pero el mensaje es claro: comer mejor puede marcar la diferencia, incluso si ya tenés factores de riesgo.
Porque hasta ahora, no hay cura definitiva para el Alzheimer. Por eso, los investigadores de la Universidad Yonsei remarcan que las intervenciones alimentarias —como seguir una dieta mediterránea o MIND— son una de las herramientas más concretas que tenemos para bajar el riesgo de demencia.
Y no se trata de hacer una dieta estricta o contar calorías. Se trata de elegir alimentos reales, frescos y nutritivos, todos los días. Un cambio simple que puede proteger tu memoria a futuro.