sábado 9 de agosto de 2025 - Edición Nº5247

Información General | 8 Aug

8 de agosto | Reflexión y visibilización del goce femenino

Día del Orgasmo y una realidad que persiste: las mujeres siguen teniendo menos placer y más presión

En el Día del Orgasmo, se vuelve imprescindible reflexionar sobre la brecha sexual entre varones y mujeres, donde aún persisten desigualdades estructurales que afectan el derecho al placer. Datos, historia y el impacto de una sociedad que todavía castiga el deseo femenino.


El 8 de agosto no es una fecha más: desde el 2006, se celebra el Día del Orgasmo, una iniciativa surgida en Esperantina, una ciudad brasileña cuyo entonces concejal, José Arimateia Dantas, impulsó una ley local para visibilizar una problemática invisibilizada: la desigualdad en el acceso al placer sexual.

La decisión se basó en un dato revelador: el 28% de las mujeres de la región no lograban alcanzar el orgasmo, según un estudio de la Universidad Federal de Piauí. Esta cifra, lejos de ser anecdótica, abrió la puerta a lo que hoy se conoce como la brecha orgásmica, un concepto que expone las desigualdades entre géneros incluso en la intimidad.

Estudios recientes, como el publicado por la revista Archives of Sexual Behavior, evidencian que mientras los hombres heterosexuales alcanzan el orgasmo en el 95% de los encuentros sexuales, las mujeres heterosexuales lo logran solo en el 65% de los casos. Esta diferencia no se explica por cuestiones orgánicas, sino por mandatos culturales, desinformación y falta de educación sexual con perspectiva de género.

En contraste, entre las mujeres lesbianas, el 86% declara llegar al orgasmo con regularidad, lo que sugiere que la voluntad, la empatía y la comunicación sexual tienen más peso que la técnica o la biología. La brecha se acentúa aún más entre jóvenes universitarios: solo el 39% de las mujeres heterosexuales reporta tener orgasmos frecuentes, frente al 91% de los varones.

La desigualdad se profundiza con fenómenos como el fingimiento del orgasmo, practicado por entre el 30% y 75% de las mujeres, según la revista Vogue. Muchas lo hacen para evitar el juicio, la presión, o simplemente para terminar encuentros donde no hay reciprocidad ni disfrute real. El cine lo inmortalizó con el icónico gemido fingido de Cuando Harry conoció a Sally, pero en la vida real, la actuación del placer es síntoma de una cultura que aún castiga el deseo femenino.

La sexóloga y autora Francesca Gnecchi, directora de Erotique Pink, advierte sobre el "orgasmocentrismo", una lógica que convierte al clímax en una obligación, una meta, incluso una carga. Este enfoque, centrado aún en el modelo sexual penetrativo y falocéntrico, deja fuera formas de placer más amplias y profundiza la frustración.

Gnecchi propone desmontar los mandatos sexuales y conectar con el cuerpo y el deseo real. En su libro El camino del sexo, plantea que la presión por alcanzar el orgasmo puede ser contraproducente y que el disfrute está más cerca del presente, del vínculo, y de una sexualidad liberada del "tener que".

Este 8 de agosto, el Día del Orgasmo nos invita no solo a celebrar el goce, sino a cuestionar las normas que lo restringen, a hablar sin culpa del deseo, y a construir relaciones sexuales más equitativas, empáticas y placenteras

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