

¿Sabés por qué la pechuga de pollo es uno de los alimentos favoritos para comer sano y ganar músculo? Si alguna vez te preguntaste qué tiene de especial, seguí leyendo porque los datos que vamos a compartir, basados en un análisis de The New York Times y especialistas como Dave Bridges, te van a sorprender.
La respuesta está en su valor nutricional: la pechuga de pollo es una fuente de proteína de alta calidad, con pocas calorías y grasa casi nula si se come sin piel. Según el bioquímico Dave Bridges, de la Universidad de Michigan, 100 gramos de pechuga aportan 32 gramos de proteína y apenas 160 calorías. Para ponerlo en perspectiva, eso es casi el doble de proteína que el salmón y menos calorías.
Pero, ¿por qué la proteína es tan importante? Más allá de ayudar a ganar músculo, la proteína es el bloque de construcción de nuestro cuerpo: sirve para reparar tejidos, fabricar enzimas y anticuerpos que nos protegen de enfermedades.
El informe de The New York Times destaca que, aunque la pechuga es baja en grasas, aporta ácidos grasos saludables como el oleico y linoleico. Sin embargo, comer más pollo no es la solución mágica para el corazón. El beneficio real aparece cuando se reemplazan carnes rojas y procesadas por pechuga de pollo, tal como explica Bridges.
Además, esta carne blanca es rica en vitaminas del grupo B, sobre todo B6 y niacina (B3), esenciales para el buen funcionamiento del cerebro. Según la nutricionista Heidi Silver, estas vitaminas ayudan a regular el ánimo, el sueño y la memoria. Así que comer pechuga de pollo no solo fortalece el cuerpo, sino que también potencia la mente.
No todo es pechuga. Los especialistas consultados también remarcan que la carne oscura, como muslos y patas, tiene más grasa y micronutrientes como hierro, zinc y vitamina B12, que son igual de importantes para la salud. La clave está en balancear ambos cortes para una dieta completa.