

¿Sabés qué pasó con los perros que quedaron en Chernóbil después del desastre nuclear? Más allá del miedo y la radiación, estos perros desarrollaron algo increíble: una historia genética única que los hace prácticamente inmunes a ciertas enfermedades. Te vas a quedar con ganas de saber más, pero antes, vamos paso a paso.
El 26 de abril de 1986, la explosión del reactor número 4 en la central nuclear de Chernóbil liberó una enorme cantidad de radiación que contaminó miles de kilómetros cuadrados. Miles de personas tuvieron que abandonar la zona, dejando atrás a sus perros y otras mascotas. Así comenzó una historia sorprendente de adaptación y supervivencia.
Estos perros, que hoy vagan por la zona de exclusión, no son perros cualquiera. Su historia genética está marcada por la selección natural y el aislamiento, más que por mutaciones causadas directamente por la radiación. Esto es clave para entender cómo lograron sobrevivir y mantenerse inmunes a muchas enfermedades.
Un estudio internacional publicado en Science Advances analizó la genética de más de 300 perros que viven en la central, en la ciudad de Chernóbil y en la cercana localidad de Slavutych. Los científicos, liderados por Gabriella J. Spatola y Timothy A. Mousseau, encontraron que estos perros forman tres poblaciones genéticamente distintas.
Los perros de la central nuclear presentan menos diversidad genética, probablemente porque quedaron atrapados en un efecto fundador tras el desastre. En cambio, los perros de la ciudad tienen más diversidad, producto de la mezcla con animales domésticos. En Slavutych, hay perros con genes que se parecen a razas puras como labradores y yorkshires, algo que muestra una historia distinta.
¿Pero qué hace que estos perros sean tan especiales? Resulta que, pese a estar expuestos a niveles de radiación mucho más altos que lo permitido para humanos, no muestran mutaciones genéticas típicas por radiación. En vez de eso, los cambios genéticos observados parecen resultado de una rápida adaptación.
Se identificaron más de 390 regiones del genoma relacionadas con la reparación del ADN y otras funciones clave para sobrevivir en un ambiente hostil. En resumen, estos perros heredaron rasgos que los ayudaron a sobrevivir y reproducirse en condiciones durísimas.
Además, hay algo más impresionante: estos perros, al igual que los lobos que también habitan la zona, tienen una menor incidencia de cáncer. No son completamente inmunes, pero su resistencia a esta enfermedad es mucho mayor que la de otros animales, gracias a una evolución acelerada. Esto abre la puerta a entender mejor cómo funcionan los mecanismos naturales de defensa y reparación en mamíferos.
El estudio no solo aporta datos sobre perros y Chernóbil, sino que también nos ayuda a comprender cómo la vida puede adaptarse a condiciones extremas. Este conocimiento es valioso para la medicina, la salud ambiental y, quién sabe, para futuras misiones espaciales o desastres nucleares.
Y la historia no termina acá: los científicos están investigando cómo la radiación afecta el sistema inmunológico y la salud general de estos perros. También buscan entender los cambios epigenéticos, esos que modifican cómo se expresan los genes sin alterar el ADN.
¿Te imaginás qué otras sorpresas tendrá la fauna de Chernóbil? Seguro que esta historia sigue dando que hablar, y nosotros vamos a estar atentos para contarte cada detalle.