

¿Sabías que una simple taza de manzanilla podría cambiar tu día cuando tu panza no te da tregua? No estamos hablando de magia ni de creencias sin fundamento: hay ciencia y tradición detrás. Y si alguna vez te preguntaste si sirve para algo más que “calmar los nervios”, lo que vas a leer te puede sorprender… y hacer que nunca falte en tu alacena.
La manzanilla (Matricaria chamomilla L.) es un clásico que cruza generaciones. Abuelas, mamás y hasta médicos la recomiendan para aliviar molestias digestivas leves como hinchazón, gases o digestiones pesadas. Lo bueno es que no se trata solo de costumbre: estudios la respaldan como una opción segura y efectiva para mejorar el bienestar digestivo.
Entre sus aportes más destacados para la salud, la manzanilla puede:
Aliviar molestias digestivas: gracias a compuestos como flavonoides y bisabolol, ayuda a expulsar gases y relajar el intestino, reduciendo la inflamación y mejorando el confort.
Reducir la inflamación: no solo en el aparato digestivo, sino también en vías respiratorias y, según estudios, hasta en el hígado.
Favorecer el descanso: su efecto sedante y ansiolítico ayuda a dormir mejor y a bajar el estrés.
Proteger el hígado: investigaciones en laboratorio muestran que apoya la detoxificación y el buen funcionamiento hepático.
Aliviar el dolor de garganta: su infusión calma la irritación y suaviza la tos.
Regular la presión arterial: por su efecto relajante, aunque este beneficio requiere más evidencia.
Mejorar la regularidad intestinal: ayuda a prevenir el estreñimiento y fomenta un tránsito saludable.
La clave está en su acción carminativa: relaja la musculatura del tracto digestivo, facilitando la expulsión de gases y reduciendo la sensación de pesadez. Tomada después de las comidas, puede prevenir la distensión abdominal y mejorar el bienestar digestivo general.
Si te cuesta conciliar el sueño, una taza de manzanilla antes de acostarte puede marcar la diferencia. Estudios de la Universidad de Michigan comprobaron que su consumo diario mejora la calidad y duración del descanso.
Para obtener sus beneficios, prepará la infusión así:
Herví agua.
Agregá una cucharada de flores secas de manzanilla por taza.
Dejá reposar 5 a 10 minutos.
Colá y, si querés, endulzá con miel.
Lo ideal es tomarla después de comer o antes de dormir.
Aunque es segura para la mayoría, siempre conviene moderar su consumo y, si tomás medicación o tenés alguna condición médica, consultar antes con un profesional.
La manzanilla no es solo “té para el estómago”: es una aliada natural con múltiples beneficios para la salud y el bienestar digestivo, avalada por la ciencia y por siglos de uso. Y ahora que sabés todo lo que puede hacer por vos, la próxima vez que la veas en la góndola… probablemente la mires con otros ojos.