

¿Te pasa que entrás a una habitación y no te acordás para qué? Esa sensación de “niebla en la cabeza” le ocurre a millones de personas y, aunque no sea una enfermedad en sí, puede afectar tu día a día más de lo que pensás. Lo bueno es que hay formas simples de prevenirla, y una de las más efectivas empieza en el plato.
La confusión mental, también llamada “niebla mental”, está cada vez más presente en consultas médicas y charlas cotidianas. Investigaciones recientes confirman que lo que comemos influye directamente en cómo funciona el cerebro. Desde verduras verdes hasta pescado, ciertos alimentos pueden ayudarte a mantener la mente alerta y la memoria firme.
Por ejemplo, un estudio publicado en Neurology mostró que quienes comen verduras de hoja verde a diario tienen un deterioro cognitivo más lento. La Universidad de Exeter comprobó que las bayas, como los arándanos, mejoran la velocidad de procesamiento mental. Y en Singapur, la Universidad Nacional encontró que el consumo habitual de hongos reduce el riesgo de deterioro cognitivo leve.
La revista EatingWell recopiló seis alimentos que, según la ciencia, son aliados de la memoria y la claridad mental:
Verduras de hoja verde oscuro
Rúcula, espinaca o kale. Son ricas en antioxidantes como luteína y vitamina E, que mejoran el flujo de oxígeno al cerebro y reducen la inflamación neuronal. Un plato por día ya marca la diferencia.
Arándanos
Llenos de antocianinas, ayudan a proteger las neuronas y mejoran la plasticidad cerebral. Su consumo regular reduce el estrés oxidativo y mantiene la agilidad mental.
Hongos
Cada variedad aporta compuestos distintos que protegen las células cerebrales. Comerlos varias veces por semana puede ayudar a la memoria y a organizar mejor las ideas.
Nueces
Fuente de omega-3 vegetal y antioxidantes. Mejoran el rendimiento cognitivo y reducen el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Lo ideal: un puñado al día.
Pescado graso
Salmón, caballa, atún. Sus ácidos grasos omega-3 (DHA y EPA) son esenciales para las membranas neuronales y están vinculados a una mejor memoria y aprendizaje.
Agua
La deshidratación, incluso leve, puede nublar la mente. Mantenerse bien hidratado mejora la atención y la memoria en cualquier edad.
Además de sumar estos alimentos, conviene reducir azúcares añadidos, alcohol y grasas saturadas, y complementar con buen descanso, ejercicio y manejo del estrés.
La clave es clara: lo que ponés en tu plato impacta en cómo pensás, recordás y decidís. Y ahora que sabés qué comer, falta la pregunta final: ¿qué vas a elegir para que tu cerebro rinda al 100% mañana?