

¿Sabías que en la Argentina hay provincias donde la gente estudia, en promedio, casi cuatro años menos que en otras? No es un mito ni un dato viejo: está pasando ahora mismo y tiene raíces históricas que siguen marcando el presente. Un reciente informe de Fundar lo deja claro y muestra cómo esta desigualdad educativa atraviesa a millones de personas adultas.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), los mayores de 25 años tienen un promedio de 13,6 años de escolarización. Eso es casi el equivalente a terminar el secundario y cursar parte de una carrera universitaria. En cambio, en Santiago del Estero, el promedio baja a 9,7 años, lo que significa que, en general, la educación formal se interrumpe antes de completar la secundaria. La diferencia: casi cuatro años completos de estudio.
A nivel nacional, el promedio es de 11,2 años. Este número es más alto que el promedio mundial (8,8 años), pero todavía está por debajo de países de la OCDE, que promedian 12,3. Incluso dentro del país, la disparidad es grande: CABA se ubica en niveles similares a Irlanda o Corea del Sur, mientras que Santiago del Estero se acerca más al promedio latinoamericano de 9,1 años.
Las diferencias no nacieron de un día para el otro. La historia pesa. Desde fines del siglo XIX, la Capital Federal fue el motor económico del país. Los trabajos exigían mayor formación y eso empujaba a la gente a estudiar más. También llegaron inmigrantes europeos con niveles educativos más altos, lo que potenció la ventaja.
En provincias como Santiago del Estero, Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes, la alta ruralidad y la falta de infraestructura educativa hicieron que garantizar el acceso a la escuela fuera mucho más difícil. En el primer censo nacional, en 1869, Santiago del Estero tenía un 92% de analfabetismo, mientras que la Capital registraba un 48%.
En 150 años, los años promedio de educación en el país se multiplicaron por siete: pasaron de 1,5 a más de 11. La primaria se expandió primero, después la secundaria y, en el siglo XX, creció el acceso a la universidad. Hoy, casi el 20% de los adultos tiene un título universitario y el analfabetismo es prácticamente inexistente. Sin embargo, la brecha entre provincias sigue ahí.
En Latinoamérica, Argentina está entre los países con más escolarización, apenas debajo de Chile (11,3 años) y por encima de Uruguay, Perú y Brasil. Pero, comparado con países desarrollados, todavía queda un camino largo.
El indicador de años promedio de escolarización mide cuántos años completos de educación formal tiene, en promedio, cada persona de 25 años o más. No dice nada sobre la calidad, pero sí permite comparar entre regiones y a lo largo del tiempo.
Y ahí está el punto clave: aunque Argentina tenga un buen promedio para la región, la desigualdad interna entre provincias como CABA y Santiago del Estero muestra que el acceso no siempre es el mismo. La historia explica mucho, pero el desafío es presente.