

¿Te imaginás que los ingredientes de la vida ya estaban en el universo antes de que los planetas existieran? Este hallazgo recién descubierto está cambiando todo lo que sabíamos sobre cómo surge la vida, y los científicos todavía no lo pueden creer.
Un equipo liderado por Abubakar Fadul y Kamber Schwarz, del Instituto Max Planck, encontró 17 moléculas orgánicas complejas en el disco protoplanetario de V883 Orionis, una estrella que todavía se está formando. Entre ellas, detectaron etilenglicol y glicolonitrilo, precursores directos de aminoácidos como la glicina y la alanina, y hasta de la adenina, una de las bases del ADN.
Durante décadas, los científicos creyeron que cada vez que nacía una estrella, la química compleja previa se destruía, obligando a cada sistema planetario a "empezar de cero". Era como si cada vez que construís una casa, tuvieras que fabricar todos los ladrillos desde cero. Pero V883 Orionis demostró que estábamos equivocados: los discos protoplanetarios heredan moléculas complejas de etapas anteriores. Es como si el universo tuviera una “biblioteca química” que pasa de generación en generación estelar.
Esto cambia todo sobre cómo pensamos la vida en el cosmos. Si los ingredientes de la vida ya vienen incorporados en los discos protoplanetarios, entonces la aparición de vida compleja debería ser mucho más común de lo que creíamos. Antes, pensábamos que cada planeta tenía que ganar la lotería química por su cuenta. Ahora sabemos que el universo ya trae los “números ganadores” incluidos.
Las moléculas orgánicas se forman en el espacio frío, sobreviven durante la formación de la estrella y llegan listas para usar en cada nuevo sistema planetario. Esto abre un panorama increíble: la vida podría ser un fenómeno cósmico, no solo algo que surge por casualidad en un planeta como la Tierra.
Para quienes buscan vida extraterrestre, esto es un cambio brutal. Lo que antes era como buscar una aguja en un pajar, ahora es descubrir que el pajar está lleno de agujas. Y para nosotros, los humanos, significa que somos parte de un fenómeno mucho más grande y conectado de lo que jamás imaginamos.
Este hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, no solo nos obliga a replantear cómo surge la vida, sino que también nos recuerda que el universo está lleno de secretos que recién estamos empezando a entender. ¿Qué otras moléculas esenciales estarán esperando a ser descubiertas en los rincones más fríos del cosmos? Esa es la próxima pregunta que los científicos ya están ansiosos por responder.