

¿Alguna vez te preguntaste por qué algunas culturas toman té de boldo desde hace siglos y qué tiene de especial? Lo que parece una simple infusión guarda secretos que todavía hoy despiertan curiosidad entre quienes buscan mejorar su digestión y cuidar el hígado.
El té de boldo proviene del boldo (Peumus boldus), un árbol de follaje perenne originario de Chile, que crece entre Coquimbo y Los Lagos. Sus hojas silvestres han sido utilizadas desde tiempos prehispánicos, especialmente por el pueblo mapuche, tanto para fines medicinales como para rituales. Hoy, la infusión se mantiene popular por sus múltiples beneficios para la salud, sobre todo digestivos y hepáticos.
Uno de los compuestos más importantes del boldo es la boldina, un alcaloide que estimula la secreción de bilis. Esto ayuda a digerir mejor las grasas y mejora la función del hígado y la vesícula biliar. Además, contiene aceites esenciales como cineol, eucaliptol y ascaridole, asociados con efectos carminativos, antiflatulentos, sedantes leves y antiinflamatorios. Por eso, muchas personas recurren al té de boldo para aliviar síntomas de gastritis, digestión lenta, estreñimiento funcional y malestares hepáticos menores.
Investigaciones recientes, como las de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), destacan que los antioxidantes presentes en el boldo protegen las células del estrés oxidativo y podrían tener efectos antiinflamatorios útiles para dolores articulares. Otro estudio de la Universidad de Chile lo posiciona entre las infusiones con mayor capacidad antioxidante en Sudamérica.
Pero, ¿cómo se compara con la manzanilla? Mientras la manzanilla actúa sobre el estómago y el intestino delgado, el té de boldo se enfoca en el hígado y la vesícula, facilitando la digestión de comidas pesadas y ayudando a desinflamar la zona abdominal. Su acción colerética también puede prevenir la acumulación de bilis espesa y mejorar la emulsificación de grasas.
A pesar de sus ventajas, no todas las personas deberían tomar boldo. Está contraindicado en enfermedades hepáticas graves, problemas renales, litiasis vesicular significativa y durante el embarazo o la lactancia. El consumo excesivo puede ser hepatotóxico o neurotóxico, provocando desde malestares leves hasta alteraciones más serias del sistema nervioso. Por eso, lo ideal es limitar su uso a tratamientos puntuales y siempre bajo supervisión médica si se trata de suplementos concentrados.
En resumen, el té de boldo es más que una infusión tradicional: sus hojas silvestres ofrecen beneficios para la digestión y ayudan con la desinflamación, pero debe consumirse con responsabilidad. La próxima vez que lo pruebes, vas a entender por qué culturas ancestrales confiaban en él, y tal vez descubras un aliado natural para tu bienestar diario.