

¿Te imaginás que un simple momento de frustración pueda cambiar el mundo? Todo empezó con un hombre, una ducha, una cena familiar y algunos chocolates. Ese combo dio origen a uno de los inventos más útiles del sistema financiero: los cajeros automáticos.
El 27 de junio de 1967 se instaló el primer cajero automático en Enfield, un suburbio a 40 minutos de Londres, gracias a John Shepherd-Barron y Barclays Bank. La idea nació de la frustración: Shepherd-Barron necesitaba efectivo, el banco estaba cerrado y sus bolsillos vacíos. Mientras se bañaba, pensó: “¿Y si hubiera una máquina que entregara dinero fuera del horario bancario?”
La inspiración vino de las máquinas expendedoras de chocolates. La diferencia: en lugar de dulces, entregarían efectivo. Para eso se idearon los primeros cheques especiales con Carbono-14, una sustancia radiactiva que la máquina podía detectar y garantizar que el papel fuera legítimo. Así, los clientes podían retirar dinero sin depender de los horarios del banco, aunque todavía necesitaban ir primero a la sucursal para conseguir los cheques.
El primer retiro histórico se hizo con la presencia del comediante Reg Varney, marcando un antes y un después en la historia bancaria. Pero la innovación no terminó ahí: James Goodfellow, otro escocés, transformó el sistema usando tarjetas magnéticas y creó el PIN (Número de Identificación Personal). Curiosamente, la cantidad de dígitos del PIN se definió en una cena familiar: cuatro números, fáciles de recordar y seguros al mismo tiempo.
Hoy, casi 60 años después, los cajeros automáticos siguen vigentes. No solo entregan efectivo, sino que permiten depósitos, pagos y consultas de tarjeta. Aunque muchas transacciones se hacen desde el celular, todavía hay casi 3 millones de cajeros en el mundo, esenciales en zonas sin sucursales bancarias y para quienes necesitan acceso rápido al dinero.
Desde aquel primer invento de John Shepherd-Barron hasta ahora, el sistema financiero cambió: dinero digital, pagos por apps y criptomonedas son parte de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, los cajeros automáticos continúan siendo un recurso clave, especialmente donde la tecnología móvil no alcanza.
La próxima vez que saques plata de un cajero automático, recordá que todo comenzó por una frustración, unos chocolates y un hombre que decidió que la banca no podía cerrar sus puertas a las 5 de la tarde. Ese curioso origen de John Shepherd-Barron con Barclays Bank sigue impactando nuestras vidas hoy.