

¿Alguna vez viste fotos de ciervos con bultos enormes en la piel y te preguntaste qué estaba pasando? En los últimos días, la viralización de estas imágenes en redes sociales de Estados Unidos generó preocupación: los animales mostraban crecimientos extraños en cabeza, cuerpo y patas, y muchos mensajes acompañaban las fotos con tono alarmista.
Lo primero que hay que saber es que estos “impactantes bultos” no representan peligro para las personas ni para otros animales. Especialistas confirmaron que se trata de fibromas cutáneos, tumores benignos que afectan a la fauna silvestre y que son provocados por un virus específico de la especie, similar a los papilomavirus humanos pero exclusivo de ciervos.
Los fibromas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, desde el tamaño de una arveja hasta un balón de fútbol, y varían en color entre gris, negro o carnoso, generalmente sin pelo. La mayoría desaparece sola en pocos meses gracias al sistema inmunológico del animal. Solo en casos muy raros, si los tumores son muy grandes o se infectan, pueden dificultar la alimentación o movilidad del ciervo.
La transmisión ocurre principalmente por insectos como mosquitos y garrapatas, y también por contacto directo entre ciervos. Durante la temporada de apareamiento, cuando los machos frotan sus astas contra los árboles, el virus puede dejar rastros en el ambiente, aumentando la exposición de otros ejemplares.
Aunque el aspecto de los fibromas puede parecer alarmante, los estudios de universidades como la de Mississippi y el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Maine confirman que estos virus no son enfermedades zoonóticas: no infectan humanos, mascotas ni ganado. Incluso la carne puede consumirse de manera segura si se respetan las prácticas habituales de cocción y manipulación.
El fenómeno no es nuevo. Investigaciones sobre papilomavirus en animales silvestres estadounidenses datan de los años 50. Sin embargo, factores como el cambio climático han favorecido la proliferación de los insectos vectores, extendiendo la presencia del virus a nuevas regiones. Esto explica que la preocupación pública se intensifique cada vez que aparecen fotos virales en redes sociales, aunque no haya un aumento real de casos.
Otros animales, como conejos y ardillas, pueden desarrollar crecimientos similares por virus específicos, como el Shope papilomavirus en conejos. Al igual que los fibromas en ciervos, estos crecimientos no representan riesgo para los humanos ni alteran significativamente la salud de los animales.
En definitiva, los “impactantes bultos” en ciervos de Estados Unidos son una manifestación natural de un virus común en la fauna silvestre. Conocer cómo se transmite y que no afecta a los humanos ayuda a dejar de lado el alarmismo y entender que se trata de un fenómeno repetitivo, más viral en redes que peligroso en la vida real.