

¿Qué pasaría si un oso del bosque se cruzara con un cargamento de cocaína? Parece un delirio, pero ocurrió en Estados Unidos en 1985 y la historia terminó de la manera más insólita: un animal muerto tras ingerir casi 40 kilos de droga arrojados desde una avioneta por un narco. Lo que empezó como una operación de contrabando terminó convirtiéndose en una de las anécdotas más raras del narcotráfico internacional.
Todo comenzó con Andrew Thornton, un ex paracaidista militar que se había convertido en abogado y contrabandista. En septiembre de 1985 piloteaba una avioneta cargada con cocaína proveniente de Colombia. Al notar que podía ser interceptado, decidió lanzar parte del cargamento desde el aire. Antes de saltar en paracaídas, se ató bolsas con droga a su cuerpo. Pero su suerte se acabó ahí: el paracaídas no se abrió y cayó en pleno barrio residencial de Knoxville, Tennessee, con armas, chaleco antibalas y varios kilos de cocaína encima.
Lo más curioso vino después. A unos 80 kilómetros de donde murió Thornton, meses más tarde, un guardabosques encontró un oso negro sin vida. A su alrededor había envoltorios rotos y restos de la cocaína arrojada desde la avioneta. El animal había ingerido hasta 40 paquetes de droga, lo que le provocó una sobredosis inmediata. Según el informe forense, “el estómago del oso estaba literalmente repleto de cocaína”. La muerte fue rápida, sin sufrimiento prolongado.
El cuerpo del animal fue disecado y terminó exhibido en una tienda de Kentucky, donde lo bautizaron como Pablo Eskobear, un juego de palabras con el capo narco Pablo Escobar. Con el tiempo, turistas y curiosos empezaron a sacarse fotos frente a la vitrina, alimentando el mito del “oso de la cocaína”.
Más allá de la anécdota, el caso mostró la magnitud del contrabando en los años 80. La cocaína se movía en avionetas desde Colombia hacia Estados Unidos y los carteles usaban pilotos como Thornton para burlar controles. Ese cargamento perdido tenía un valor de mercado negro superior a los 15 millones de dólares. En vez de enriquecer a alguien, terminó matando a un animal y sumando una página absurda a la historia del narcotráfico.
Décadas después, en 2023, Hollywood tomó la historia y la convirtió en la película Cocaine Bear. Allí se fantasea con un oso bajo efectos de la droga que ataca a todo lo que se cruza. Aunque la película exagera los hechos, reactivó el interés por el verdadero caso y volvió viral al oso de la cocaína.
El “Pablo Eskobear” sigue siendo recordado como un ejemplo bizarro de cómo el negocio del narcotráfico puede generar consecuencias impensadas. Lo que para un narco era apenas mercancía arrojada desde el aire, para la naturaleza se convirtió en una tragedia. Un oso, 40 kilos de cocaína y una historia que todavía hoy parece un guion de ficción.