

¿Alguna vez te preguntaste por qué la Biblia sigue tan vigente, miles de años después de haber sido escrita? No es solo un texto religioso: es un espejo de la humanidad y un motor de influencia en la cultura, la literatura y la sociedad. Abrirla es abrir un mapa de historias, enseñanzas y símbolos que aún hoy impactan en nuestra forma de pensar y vivir.
La Biblia es, sin dudas, el libro más leído del mundo. Según la UNESCO, se han impreso más de 5.000 millones de ejemplares y está traducida a más de 3.500 idiomas y dialectos. Ningún otro libro alcanza esa difusión global. Pero más allá de los números, su contenido conecta con la condición humana: amor, traición, justicia, perdón, miedo, angustia y esperanza se entrelazan en relatos que nos siguen hablando hoy.
Sus páginas combinan géneros literarios distintos: historias, poesía, proverbios, parábolas y cartas personales. Por eso, leer la Biblia no es solo un ejercicio espiritual; es un viaje cultural que permite comprender nuestras raíces, los símbolos que usamos sin pensar y los debates éticos que atraviesan a la humanidad. Incluso quienes no profesan una religión pueden encontrar claves para entender sociedades, leyes y tradiciones.
La preservación de este libro más leído también es fascinante. Durante siglos, escribas y monjes copiaron sus textos a mano. La imprenta de Gutenberg en el siglo XV permitió que más personas pudieran acceder a él. El manuscrito completo más antiguo que se conserva es el Códice Sinaítico, escrito en griego en el siglo IV, hoy repartido entre Londres, el Sinaí, Leipzig y San Petersburgo, y disponible parcialmente en línea.
La influencia de la Biblia se extiende a la literatura, la lengua y la filosofía. Escritores como Dante, Shakespeare, Tolstói y Borges retomaron sus historias y símbolos. Frases como “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” o “No hay nada nuevo bajo el sol” forman parte de nuestro modo de pensar y hablar. Además, principios como los Diez Mandamientos siguen reflejados en leyes y derechos humanos de todo el mundo.
Hoy, la Biblia se adapta a la era digital: hay aplicaciones, audiolibros y lecturas interactivas. Según la Sociedad Bíblica Internacional, cada segundo se descargan tres ejemplares digitales en distintos idiomas. Abrir sus páginas es abrir una puerta a preguntas profundas: quiénes somos, qué valoramos como sociedad y qué legado queremos dejar.
Leer la Biblia, aunque no seas creyente, es un viaje por la historia, la cultura y la humanidad. Sus enseñanzas y relatos muestran cómo este libro más leído dejó una huella imposible de ignorar, uniendo pasado, presente y futuro en cada página.