

¿Sabías que durante siglos en Europa se creyó que comer cuerpos embalsamados podía curar enfermedades? Suena increíble, pero esa práctica fue un remedio medieval muy difundido que nació por un simple error de traducción. La historia detrás de esta creencia muestra cómo la confusión de una sola palabra puede cambiar costumbres enteras.
Todo empezó con la palabra “mumia”. En el mundo árabe, “mumia” era una sustancia negra y resinosa que salía de montañas en Persia (hoy Irán) y se usaba como medicina. El término venía de “mum”, que significa cera. Era cara, rara y muy valorada.
Cuando los textos médicos islámicos se tradujeron al latín en los siglos XI y XII, los europeos entendieron mal. Creyeron que “mumia” venía de los cuerpos embalsamados de las tumbas egipcias. Así nació el mito de que las momias podían sanar.
La confusión se reforzó porque algunas momias egipcias sí estaban tratadas con asfalto, parecido a la “mumia” original. Entonces, médicos y boticarios de Europa empezaron a recetar polvo de momia para casi todo: dolores de cabeza, epilepsia, hasta infartos.
La demanda creció tanto que se desató un mercado negro. Se saqueaban tumbas egipcias, pero también se fabricaban momias falsas: ladrones embalsamaban cuerpos recientes, incluso de criminales, los secaban y los vendían como auténticos. Comer estos restos se volvió una práctica común entre ricos y pobres.
Este no fue el único caso de “medicina caníbal”. Antes ya se creía que la sangre de gladiadores podía curar la epilepsia o que la grasa humana servía como remedio casero. El error con las momias solo reforzó esas ideas.
En boticas de Europa del siglo XVIII todavía se vendían frascos con polvo etiquetado como “mumia”. Para la gente de la época, comer cuerpos embalsamados no era raro, sino parte de la medicina.
Con los avances científicos, el escepticismo creció. Hacia el siglo XIX, la medicina dejó de lado estas prácticas, aunque la fascinación por Egipto siguió fuerte. En la era victoriana incluso se organizaban fiestas para desenvolver momias frente al público.
Hoy sabemos que todo fue un error de traducción que cambió la historia de la medicina europea. Sin embargo, la mística egipcia sigue viva: todavía vemos productos de belleza que usan símbolos del antiguo Egipto para vender.
La historia de la “momia” como medicina muestra cómo un malentendido puede generar creencias y mercados enteros. Comer momias como remedio medieval no curaba nada, pero dejó una huella cultural que todavía resuena.