lunes 1 de septiembre de 2025 - Edición Nº5270

Información General | 1 Sep

La Morgue de París y su extraño espectáculo de cadáveres

13:00 |¿Sabías que en pleno París del siglo XIX miles de personas hacían fila todos los días para mirar cadáveres en descomposición? Aunque suene increíble, fue real.


¿Sabías que en pleno París del siglo XIX miles de personas hacían fila todos los días para mirar cadáveres en descomposición? Aunque suene increíble, fue real. La llamada Morgue de París, ubicada frente a Notre-Dame, se convirtió en una de las atracciones urbanas más visitadas de la capital francesa. Y no hablamos solo de curiosos locales: hasta los turistas se sumaban a esa experiencia que mezclaba muerte, morbo y espectáculo.

Pero, ¿por qué un lugar pensado para identificar cuerpos terminó transformado en un paseo popular?

Paris, La Morgue - Marlet JeanHenri


Una morgue que parecía museo


La Morgue de París nació como un servicio público: exponer los cuerpos sin identificar para que la gente pudiera reconocer a familiares desaparecidos. Sin embargo, con los años la función se desvirtuó. Los cuerpos se mostraban desnudos, apenas cubiertos por un taparrabos, y con las pertenencias personales al costado como pistas para su identificación.

La escena, montada detrás de una gran cristalera, era impactante. Si ese día no había cuerpos, muchos visitantes se quejaban como si hubieran perdido la entrada a un espectáculo.

En jornadas de máxima afluencia llegaron a pasar hasta 40.000 personas por el edificio. Con la llegada de la refrigeración, en 1882, los cuerpos podían mantenerse más tiempo en exhibición, lo que garantizaba que la atracción nunca se apagara.


La ciudad y el morbo colectivo


El fenómeno estuvo vinculado a los cambios de la ciudad. Con la reforma de Haussmann, miles de trabajadores se instalaron en París y aumentaron los accidentes en obras y fábricas. Mostrar los cuerpos era una forma de orden público: cualquiera podía reconocer a un conocido.

Pero esa función práctica pronto se combinó con la curiosidad popular. Afuera de la morgue se vendía comida y recuerdos, como si fuera una feria. La prensa sensacionalista también jugó su papel: narraba historias policiales y criminales que luego llevaban a la gente a ver los cuerpos directamente. Se generó así un círculo perfecto entre noticia, morbo y consumo masivo.


El final del espectáculo


La Morgue de París cerró al público en 1907. El rechazo social crecía: cada vez resultaba más incómodo que la muerte fuera un entretenimiento. Paradójicamente, ese mismo año se abrieron las primeras salas de cine en la ciudad, que ocuparon el lugar del espectáculo visual que dejaba la morgue.

Hoy en el sitio donde estuvo la morgue funciona un jardín con un memorial a las víctimas de la deportación nazi. La exposición de cadáveres en descomposición quedó en el pasado, pero el interés colectivo por las tragedias ajenas nunca desapareció: simplemente cambió de escenario.

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