

¿Qué películas marcaron a Pedro Almodóvar en este siglo? La pregunta no es menor: cuando uno de los directores más influyentes del cine actual comparte su lista personal, inevitablemente genera debate. Y en este caso, el cineasta español dejó títulos que sorprenden, conmueven y hasta reafirman su propio universo creativo.
La selección fue publicada en The New York Times y forma parte de un ciclo de consultas a grandes figuras del cine sobre cuáles son, para ellos, las obras más importantes de lo que va del milenio. Algo parecido a lo que hace la revista Sight & Sound, ligada al British Film Institute, con sus encuestas históricas.
Pero vayamos directo: ¿qué eligió Almodóvar y por qué esas películas dicen tanto sobre él?
En la lista aparece Amor, de Michael Haneke, aquella obra que ganó la Palma de Oro en Cannes y retrata la vejez, la enfermedad y la dignidad de una pareja que enfrenta el ocaso de la vida. Un tema que dialoga con los miedos que el propio Almodóvar exploró en Dolor y gloria.
También incluyó Call Me by Your Name, de Luca Guadagnino, un relato sobre el despertar sexual de un adolescente. El paralelo con La ley del deseo es evidente: el deseo, la transgresión y la pasión como motor de la narrativa.
Almodóvar siempre se rodeó de cineastas que no temen incomodar. Por eso no sorprende que en su lista figure Canino, de Yorgos Lanthimos, una película perturbadora que expone las dinámicas enfermizas dentro de una familia.
Otra elección fuerte es La ciénaga, de Lucrecia Martel, un clásico del cine argentino que desnuda la decadencia de la clase alta con un estilo personalísimo. En la misma línea aparece Ida, del polaco Pawel Pawlikowski, un relato íntimo en blanco y negro que indaga en la memoria y la identidad.
El abanico se abre con Tigre y dragón, de Ang Lee, donde la poesía visual se une a la acción, y con El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson, que disecciona las relaciones de poder en el mundo de la alta costura.
Más tarde aparece Roma, de Alfonso Cuarón, un retrato de infancia que marcó un antes y un después en el streaming, y Ten, de Abbas Kiarostami, una obra libre y valiente sobre una mujer divorciada en Teherán.
La lista se cierra con Toni Erdmann, de Maren Ade, una historia sobre la relación entre padre e hija atravesada por el humor y la incomodidad.
El recorrido elegido por Pedro Almodóvar revela algo claro: lo que más lo inspira no son solo los grandes despliegues visuales, sino las películas que se animan a mostrar lo íntimo, lo doloroso y lo incómodo. Obras que, como las suyas, no buscan complacer, sino sacudir.
¿La conclusión? Si querés entender qué nutre la mirada de Almodóvar en el siglo XXI, esta lista es un mapa perfecto: de Michael Haneke a Yorgos Lanthimos, pasando por Martel y Pawlikowski, se trata de un cine que incomoda, emociona y deja huella.