

¿Te pasa que a mitad del día sentís que tu energía desaparece sin razón aparente? Esa sensación de agotamiento puede parecer normal, pero según especialistas consultados por Everyday Health, no debería aceptarse como parte de la rutina. Detrás de la fatiga diaria suelen esconderse hábitos que, con pequeños ajustes, pueden transformar tus jornadas.
Stacie J. Stephenson, nutricionista certificada, explica que muchas veces el cansancio no se debe a dormir poco ni a enfermedades, sino a decisiones cotidianas: “Sentirse con poca energía puede ser común, pero no es normal”. Revisar la rutina y detectar hábitos que drenan energía es el primer paso.
Exceso de azúcar y harinas refinadas
Productos como pan blanco, arroz pulido, cereales azucarados o papas fritas generan picos de azúcar seguidos de caídas bruscas, provocando somnolencia y falta de concentración. Mia Syn, dietista registrada, recomienda priorizar carbohidratos con fibra, proteínas magras y grasas saludables para mantener energía estable.
Falta de movimiento físico
Aunque parezca que ahorrar energía quedándote quieto funciona, es al revés: moverse incrementa la vitalidad. Stephenson destaca que el ejercicio mejora el sueño, la alerta y combate el insomnio. Caminatas, estiramientos y ejercicios cardiovasculares ayudan a mantener la energía alta durante todo el día.
Saltar el desayuno
Después de horas de ayuno nocturno, el cuerpo necesita combustible. Combinar frutas, cereales integrales y proteínas como huevos, yogur o frutos secos mantiene la energía hasta el almuerzo, evitando la fatiga matutina.
Permanecer sentado mucho tiempo
Estar sentado reduce la circulación y el oxígeno al cerebro. Levantarse cada hora unos minutos, caminar o salir al aire libre mejora el ánimo y la concentración.
Consumo elevado de cafeína
El café da un impulso rápido pero temporal. El cuerpo se acostumbra y necesita más dosis, afectando el sueño. Limitar el café a la mañana y reemplazarlo por agua o infusiones sin cafeína por la tarde ayuda a estabilizar la energía.
Deshidratación
Aunque parezca mínima, la falta de agua afecta ánimo, concentración y vitalidad. Tomar al menos un vaso por hora, más si hace calor o hacés ejercicio, es clave.
Estrés crónico
El estrés prolongado drena energía. Dedicar quince minutos diarios a actividades relajantes como caminar, escribir, meditar o tomar una ducha ayuda a recuperar el bienestar.
Elección de snacks y porciones
Comer golosinas o grandes porciones de comidas grasosas provoca somnolencia. Optar por snacks con proteínas y fibra, como queso con fruta o pan integral con manteca de maní, mantiene los niveles de energía.
Everyday Health subraya que ajustar hábitos diarios puede cambiar radicalmente cómo te sentís. Alimentación equilibrada, ejercicio, hidratación, descanso y manejo del estrés son pilares de la vitalidad. Si después de aplicar estos cambios la fatiga persiste, conviene consultar a un profesional para descartar problemas médicos.
Modificar pequeños hábitos puede ser el primer paso para dejar atrás la fatiga diaria y empezar a vivir con más energía y entusiasmo cada jornada. ¿Querés saber cuál de estos hábitos tiene más impacto en tu energía y cómo empezar hoy mismo?