

¿Y si lo que pensabas que era una gripe común no fuera tal? Esa es la gran intriga que abre el último Boletín Epidemiológico Nacional, que puso la lupa sobre un aumento de casos de leptospirosis en personas y perros. Y ojo: no se trata de un dato menor, porque esta infección suele confundirse con un resfrío, pero puede derivar en cuadros graves si no se detecta a tiempo.
Según el informe oficial, hasta la semana 34 se notificaron más de 1.500 sospechas en humanos, con 72 casos confirmados y 62 probables. En paralelo, se registraron más de 500 notificaciones en perros, con 107 diagnósticos positivos. La mayor concentración estuvo en Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, aunque también hubo registros en otras provincias.
Lo que preocupa a los especialistas no es solo la cantidad, sino la velocidad con la que aparecen los casos y la dificultad para identificarlos de entrada. Desde 2023, la leptospirosis es de notificación obligatoria, lo que mejoró la vigilancia y permitió un monitoreo más preciso. Aun así, las autoridades recalcaron que la situación está dentro de valores históricos y que no hay brote declarado.
La leptospirosis es una enfermedad causada por bacterias del género Leptospira. Se transmite a través del contacto con agua, barro o suelos contaminados con orina de animales infectados. Ratas y ratones son los principales responsables en áreas urbanas, aunque también pueden transmitirla perros y ganado.
Las inundaciones y las actividades agrícolas son momentos de mayor riesgo, ya que facilitan el contacto con aguas contaminadas.
La leptospirosis arranca como un cuadro gripal: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares (sobre todo en las pantorrillas) y cansancio. Por eso es común que se confunda con un resfrío o una influenza.
Pero hay señales de alerta: ictericia (piel y ojos amarillentos), hemorragias pulmonares y complicaciones renales o hepáticas. Estas formas graves pueden poner en riesgo la vida si no se tratan a tiempo. El período de incubación puede llegar a 15 días, por lo que los síntomas pueden aparecer incluso semanas después de la exposición.
La Dirección de Epidemiología recordó algunas medidas básicas:
Evitar el contacto con aguas estancadas o barro en zonas inundadas.
Usar botas, guantes y ropa adecuada en actividades de riesgo.
Vacunar a los perros en áreas donde la leptospirosis circula.
Controlar la presencia de roedores en casas y alrededores.
Consultar rápido al médico ante fiebre o malestar tras haber estado en contacto con ambientes de riesgo.
El diagnóstico temprano y el inicio inmediato del tratamiento antibiótico son clave para evitar complicaciones.