domingo 7 de septiembre de 2025 - Edición Nº5276

Información General | 7 Sep

Maurice Tillet: el ogro humano que conquistó la lucha libre

14:00 |Imaginá que un rostro puede fascinar y asustar al mismo tiempo. Así era Maurice Tillet, un hombre que pasó de niño soñador a leyenda de la lucha libre estadounidense.


Imaginá que un rostro puede fascinar y asustar al mismo tiempo. Así era Maurice Tillet, un hombre que pasó de niño soñador a leyenda de la lucha libre estadounidense. Su historia no es cualquier cuento: detrás de su apodo “El ángel francés” y de la fama como “el ogro humano”, se esconde una vida marcada por una extraña enfermedad que cambió su cuerpo para siempre. ¿Cómo un hombre con una apariencia tan única logró conquistar estadios y corazones?


Maurice Tillet: de Reims al ring


Nacido el 23 de octubre de 1903 en los Montes Urales, Maurice Tillet creció entre libros y nieve. Hijo de franceses, su infancia era tranquila, llena de lecturas y juegos, hasta que la Revolución Rusa obligó a su familia a mudarse a Francia. Allí, soñaba con ser actor o abogado, pero su destino ya estaba escribiendo otro guion.

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A los 17 años, Maurice comenzó a notar cambios extraños: pies y manos crecían desmesuradamente, y su rostro se transformaba. El diagnóstico fue acromegalia, una extraña enfermedad causada por un tumor en la glándula pituitaria que altera la hormona del crecimiento. Lejos de quebrarlo, su condición lo llevó a encontrar un nuevo camino.


Del mar a los cuadriláteros


Antes de brillar en Estados Unidos, Maurice sirvió en la Marina Francesa como ingeniero de submarinos. Allí se formó físicamente y aprendió disciplina y resiliencia. Fue durante un viaje a Singapur donde conoció a Karl Pojello, un luchador que vio en él no solo fuerza, sino historia y carisma. Juntos, cruzaron el océano hacia Boston, donde la fama de Maurice Tillet despegó.

Bautizado como “The French Angel” por el promotor Paul Bowser, su aspecto imponente y su habilidad en el ring lo hicieron único. Durante años se mantuvo invicto, y los espectadores lo adoraban no solo por su fuerza, sino por su inteligencia, educación y sensibilidad. No era un monstruo; era un gigante con alma de poeta.


Leyenda hasta el último día


Maurice Tillet alcanzó el éxito en la American Wrestling Association, donde fue campeón mundial de peso pesado entre 1940 y 1942, y volvió brevemente en 1944. Su influencia fue tal que surgieron imitadores por todo el mundo, y hasta Hollywood lo reconoció, cumpliendo parcialmente su sueño de aparecer en películas.

Pero la vida no detiene su curso. La acromegalia desgastó su salud y, tras el fallecimiento de su amigo y entrenador Karl Pojello en 1954, Maurice murió doce horas después. Fueron sepultados juntos en Justice, Illinois, como símbolo de una amistad eterna.

Hoy, Maurice Tillet sigue siendo recordado como el ogro humano, un hombre cuya fuerza y ternura trascendieron la apariencia. Su historia nos enseña que detrás de lo extraordinario siempre hay una vida compleja y digna de admiración.

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